La Hora de la Comunicación

Yo soy la luz que desciende de lo alto y el alma, abierta para recibir mi luz, se envuelve de mi luz e irradia mi luz. 
Y Yo, su luz, reflejo mi luz y ella, siendo parte de mi luz, llenará al mundo de mi luz, y amando al hermano en mi nombre, será esencia pura de mi luz. 
 
                                       .          .          . 
 
 
Que contemple ese campo. 
Que su alma es como un campo donde Yo, el jardinero divino, planto flores de bellos colores y ésas son las virtudes que el hombre tiene que cultivar con su esfuerzo y amor. 
Habrá flores que el Demonio implante, de un olor embriagador que hipnotiza al hombre, que cautivará al hombre y lo retendrá para que se olvide del verdadero amor. 
Y hay hombres que ahí se quedan y nunca escalan la montaña del eterno Amor. 
Pero fijaos bien lo que os voy a decir: 
 
Cuando subáis hacia la montaña y os encontréis con el Amor las flores que vosotros veis bellas atrás, desde la montaña las veréis más bellas, pues ya Yo, el Amor, os dejaré en el amor y veréis con gozo que las flores son de una belleza incomparable, pues las almas serán de una belleza que el hombre nunca podrá imaginar. 
Y Yo, el amor, las envolveré de mi amor. Y ahí el amor siempre reinará, pues Yo soy el amor. 
 
También contemplad que os tropezaréis con fuentes de agua que os parecerá provienen de la verdadera Agua, pero vosotros tocad antes de proceder, no sea que seáis confundidos. 
Yo soy el agua viva, y el que beba de esa agua vivirá eternamente. 
Esas son barreras del alma que el hombre deberá pasarlas, suplicando al Dios del amor su ayuda. 
Pero hay almas que nunca verán la luz de Dios y se perderán. 
Al caminar el camino de vuestra vida os encontraréis con pajarillos de un cántico seductor que os deslumbrarán y os extasiarán. 
Son trampas en que el hombre cae y sucumbe. 
Esas son las tentaciones que el Demonio para atraparos os pondrá de un modo bello pero la esencia es destructiva. 
 
Encontraréis al lado de aquellas aromáticas y seductoras flores, las auténticas flores implantadas por el ser de Dios, que no deslumbran, pero que son bellas y despiden el verdadero néctar que proviene del verdadero Dios. 
Pero el hombre las pasa desapercibidas y su ceguera no las hace descubrir ante su mirar; y ésas, hijos del Dios del amor, son pobreza y humildad. 
 
La humildad es la más hermosa y bella flor que debéis acariciar y desear porque ella os llevará y os cautivará para llevaros al Sol de la verdad y Él os cobijará. 
La humildad os llevará al Amor y Yo, el amor, os abrazaré por la humildad con todo mi amor. 
 
Desde lo alto os doy el ósculo de amor. 
 
A todos los Aliados del Reino del Padre les entrego mi amor. 
 
Yo soy la verdad y la esperanza, hijos de mi amor. 
Cantad con gozo que este día es de salvación. 
Vuestra entrega en amor ha dado consuelo a mi perenne dolor. 
 
Que vuestro cantar me dé gloria. 
Yo, el amor, necesito el desagravio a mi dolor. 
Canten al Amor. 
Den amor al Amor. 
Gocen en el Amor. 
Vivan en el Amor. 
Háblenle al Amor. 
Busquen al Amor. 
Vivan como el Amor, fuertes en el amor, santos en el amor. 
Yo, el amor, les doy todo mi amor. 
Vosotros, hijos del cielo –porque Yo soy el cielo- deseo que me consagréis vuestros corazones. 
 
Necesito almas sencillas y humildes en Mí. 
Os amo. 
Amadme. 
 
Os abrazo a todos en mi corazón. 
Yo os amo. 
Vosotros, dadme amor. 
 
Esta es la hora de la comunicación –así se dice. Pues Yo, el Dios lleno de amor, pensé: ¿Por qué Yo callo cuando el hombre habla? 
Por eso no os asombréis de la comunicación divina. 
No es que imite al hombre, pero si el hombre tiene en su mente el deseo de comunicarse, pues quiero satisfacer ese deseo; pero el hombre a la voz de Dios huye de mi voz. 
Por eso, Aliados de Dios, escuchad mi voz. 
 
Yo soy comunicación en verdad. 
Yo soy el Dios infinitamente sabio. 
Yo soy el Hijo del Padre, comunicador de la verdad. 
Buscad la verdad. 
Yo soy la verdad. 
Pensad en verdad y acudid a la verdad. 
Os ama el Dios que habló de la Verdad y murió por hablar al hombre la verdad. 
Yo os digo, hijos de la Verdad, que Yo, la verdad, os he hablado siempre, pero el hombre ignora mi voz y busca su verdad, más no mi verdad. 
Yo os amor en verdad. 
Amadme vosotros en verdad. 
 
Ve ahí el misterio de amor hecho revelación. 
Misterio de gloria hecho salvación. 
 
Yo soy Pan de vida. 
Yo el alimento que perdura. 
Yo el trigo que soy triturado por las almas sedientas de amor. 
Yo el holocausto de amor. 
Aquí estoy presente para escuchar al pecador, para aliviar vuestro dolor. 
Yo soy el Pan de los ángeles que cantan sin cesar: 
 
“Gloria a ti, Señor. 
Nos has pasmado de ver cuánto amor tienes para el hombre.” 
 
Yo soy vuestro Pan. 
Mirad, aquí estoy limosnero de amor, crucificado por amor. 
Hermanos, hijos de mi Amor, me doy a vosotros. 
Quiero ser manjar del hombre. 
Yo, la gloria del Padre, me entrego al hombre por amor. 
 
Gloria y honor sean dadas al dador de la vida. 
Abrid vuestras almas al Dios amor y verdad. 
Yo, el Hijo del Amor, os pido desagravio por el dolor. 
¡Si supierais cuántos son los pecados que los hombres sacrílegos hacen a este Misterio de amor! 
Yo soy vuestra salvación. 
Yo os amo, Alianza de amor. 
Yo el Cordero sin mancha doy mi vida por amor. 
Mirad si hay mayor amor. 
Yo os quiero en Mí. 
Amad al Cordero, Hijo del Altísimo, que en Mí hallaréis amor. 
¿Por qué no acudís a mis citas de amor? 
Estoy deseoso de darme al hombre. 
 
¡Silencio en este turbulento mundo! 
Callad, almas deseosas de amor, que Yo os quiero hablar de amor. 
Aquí, en mi corazón está el fuego que os quiere encender de amor. 
Venid a Mí y seréis saciados. 
Hablad a mi corazón. Yo saldré al encuentro del pecador. 
Venid, hijos de mi amor. 
Yo os amo. 
 
 
28 de julio de 1982. 

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