—Durante la Sta. Misa el Señor me dijo: “Voy a pedirte algo que necesito.”
-Señor, ¿qué quieres? –Le contesté.
“Dame tu corazón.”
-A lo cual yo respondí: Pero, Señor, ¿para qué puede servirte este corazón?
-El Señor me dijo:
“Para que me ame.
Si tú me lo das, yo lo cambiaré, porque Yo daré fuerza a tu voluntad y te sostendré en toda lucha.
La paz sólo proviene de Mí.
La alegría Yo la doy también al hombre.
No te resistas a darme ese corazón que sólo debe de pertenecerme a Mí.
Ámame y búscame, que Yo estoy en ti y para ti.
Mi gloria es para ti.
El demonio te odia, porque hace tiempo que me abriste tu corazón.
Pero él no podrá contra ti.
7 de Septiembre de 1981.
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