Explicaré el ser virgen ante el Amado.
El amor virginiza.
El que ama se da, y el que se da sublimiza todo cuanto va viviendo.
Por lo tanto ya no vive para sí, todo su vivir está en Aquel, su Amado.
Por lo tanto el que ama busca la perfección, y en su intelecto se acumula todo su deseo.
El ser virgen requiere deseo y santidad.
Virginidad es ser totalmente del Amado y buscar en todo complacer a su Amado.
Si tú amas, vivirás deseoso de ser agradable a Dios y pondrás en Dios tu alma, tu voluntad, que deberá hacer todo con amor sublime, y tu entendimiento, que deberá ser ya para el Amado, para hacer la voluntad de tu Amado.
Por eso el alma que busca a su Dios deja su entendimiento en manos de Dios.
Su alma, a medida que ama, se purifica; y esa purificación la va haciendo transparente ante el Amado; y ya unida en el Amado, el alma no desea más que vivir en el Amado.
Por eso es que el amor virginiza, pues el alma ya no posee lo que poseía.
Ahora posee a su Dios por ella amado.
Y si a Dios busca, tiene que identificarse en todo con su Dios.
Y en Dios sólo hay pureza y deseo de ser unión perfectísima con el Padre y su Santo Espíritu.
Si un alma ha manchado su virginidad por su pecado, pero con un arrepentimiento profundo y la confianza perfecta en Aquel que es amor y misericordia, vuelve arrepentida a los brazos de su Dios, con propósito firme de no pecar jamás, esa alma, por su amor, se vuelve de una belleza inimaginable, aún para el hombre. Pues Yo te digo que un acto de amor para el Amor embellece al alma de una belleza como la de los ángeles.
Y si eso hace al alma tan bella, ¿qué será de aquella que es toda su vida un acto de sublime amor?
No se virginiza el cuerpo, pero el alma, que es más que el cuerpo, toma la belleza de una virgen pura y sin mancha.
El arrepentimiento profundo es un acto de sublime amor.
Por eso el amor es lo que cuenta ante el Amor.
El amor te unirá al Amor.
El amor te transformará para el Amor.
El amor te hará sensible al pecado.
El amor te identificará con el Amor.
Yo soy el amor.
El Amor te inquietará por el deseo de la pureza, de la obediencia, de la viva caridad.
El Amor te dará la luz del conocimiento, para que tú comprendas lo bueno y lo malo.
El amor es para el alma lo más importante, porque por el amor el alma será virgen, será pobre, será dócil, será caritativa, será sencilla, será benigna, tendrá prudencia, y todo lo que le rodea le hablará de su Amor; y su vivir será una alabanza continua para el Amor. Ya no vivirá para sí, sino en el Amado. Y su vivir será un canto de amor para Aquel que le canta dentro de su ser, invitándola al amor.
El Amado está en ti, y Yo, el Amado, lo que más amo de ti es el deseo de ser sólo para el Amado.
Por eso, Yo, el Amado, te digo en verdad que el que ama a la Verdad buscará sólo ser verdad.
Y el que es verdad será santo en verdad, siendo alabanza de Dios y santo por Dios.
Virginiza tu espíritu con tus deseos y actos de entrega, para que Dios en ti sea glorificado y por ti exaltado, y para que seas ejemplo vivo de fe, esperanza y caridad, siendo puro en verdad.
4 de marzo de 1983.
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