Amor Auténtico

Tengo sed de amor. 
Calmad mi sed. 
Mi pequeña y mi gran gigante, escala con agilidad la montaña del amor. 
Te amo. 
 
Me puso cerca del monte Calvario, haciéndome hincapié en su amor, relatando su sacrificio cruento y sin ver, vi todo lo que ahí pasó y escuché sin ruidos, pero el espíritu lo escuchó, aquel golpear en el madero de la cruz. 
 
También, como continuación me explicó en qué consiste la oración en silencio, y nuevamente suplicó entrega de mi parte y respuesta de amor. 

 

 

 

 

¡Son tan pocas las almas que realmente me aman y se entregan a Mí con entrega y completo amor! 
Necesito almas sacrificadas, para que me den consolación. 
Soy un Dios ultrajado, puesto a silencio, porque las almas no desean escucharme y cubren mi voz. 
Todos desprecian los pedimentos de su Dios, porque cuando pide entrega absoluta a su Dios les parece absurdo y difícil, porque la palabra renuncia implica totalidad de entrega y eso hace que muchas almas se estremezcan y rechacen mi pedimento; y, por lo tanto, el alma rechaza esa voz íntima de su Señor y Creador.  
 
¡Cuánto ama tu Dios a las almas! ¡Cuánto sufrió por redimirlas! ¡Y cuánto suspiro por su entrega! 
Pero quiero que recuerdes y también que sepas que todos me dicen que me aman.  
Pero no todo el que me dice: “Señor, te amo”, lo dice de verdad.  
Hay almas que simplemente lo hacen por conveniencia y seguridad de venir y gozar de la gloria de mi Padre.  
Es necesario, al decir: “Señor, te amo”, decirlo con sinceridad salida de lo profundo de su ser.  
 
 
Noviembre, 1980.

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