En una ocasión de profunda oración el Señor me dijo:
No pienses en tus sufrimientos. Ahora piensa en Mí.
Abandónate a mi amor y vivamos nuestro amor.
Eres grande para Mí.
Vive lo que me estás diciendo, porque es mi deseo y voluntad.
Vive con autenticidad la verdad y enseñanzas de mi Evangelio.
Prepárate con dignidad y entrega para vivir en pobreza y amor para el día que portes el hábito de penitencia.
En mi mente puso el Señor un pie manando sangre.
1981.
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