—Durante un retiro espiritual estaba orando cuando sentí la presencia de Dios Padre en mi interior y escuché su voz que me decía:
Ven, esposa mía.
Ven a los brazos de tu Padre.
Ven y reclínate en mi regazo.
Que todo tu ser se postre a mi diestra.
Eres mi amada.
Atiéndeme, que soy tu Padre, el Dios misericordia y amor.
Mira que eres mi alegría. La alegría de un Dios infinitamente poderoso y supremo.
Soy tu Dios sempiterno.
Escucha mi voz y sigue mis deseos.
Asóciate a la redención del mundo.
Únete al amor de mi amado Hijo.
Destruye con mi poder la iniquidad de mi enemigo.
Posa tu alma en mis amantes brazos.
Vigorízate con la oración.
Oye la voz del que está en ti.
—Yo pregunté al Señor: ¿cómo podré hablarte? –A lo cual me contestó:
Es grande el deseo que tengo de comunicarme con mis almas.
Nada más escóndete en la habitación reservada para tu Dios; ahí estoy Yo para escucharte y hablarte.
El ser de Dios te ama.
Dame gloria con tu obediencia.
Hazme feliz con tu amor.
Lléname de gozo con el deseo de comunicarte en soledad con tu Dios.
Sosiega tus sentidos.
Aclámame. Yo escucharé tu voz.
Solicítame a cada instante.
Ve, hija mía, pequeña doncella de mi amor.
Deja que tu Dios te acaricie y te bese.
Soy tu excelso Dios.
Lléname de tus encantos.
Ámame en el caminar de tu existir.
Purifica tu pensar.
Resume toda tu entereza en amarme y glorificarme.
Sublima tus virtudes.
Clarifica tus deseos.
Ensálzame.
Cántame.
Deléitate en Mí.
Yo soy dulce como la miel, y soy como el canto del ave que arroba tu sentir.
Mira, que el pobre que vive por mi amor obtendrá mayor gloria; porque el que me da su amor es rico en esperanza.
El que me ama es pacífico y servicial, y perdona sin que, al hacerlo, sienta la mínima resistencia dentro de su ser.
El humilde será glorioso.
El sencillo obtendrá sabiduría.
El amante será glorificado.
Dame, pues, ese amor.
No dejes a tu Dios con la súplica y el deseo de ser amado.
Da respuesta a mi pedir.
Cántame como los enamorados: con ese canto que arrulla y enternece.
Que tu canto sea esa comunicación exclusiva para un Dios único y sempiterno.
Vive en fe y de fe y serás salva.
Reanima tu esperanza, vivirás muriendo a ti misma; porque morir es quitar los obstáculos, las pasiones desordenadas e imperfecciones que te aparten de Mí.
Muere para el mundo, para que vivas para Dios.
Aumenta tu caridad, porque os he dicho “bienaventurado será aquel que pague bien por mal a su hermano.
Aleja tu oído del mundo ensordecedor, y abre todo tu ser a mi voz y a mi súplica.
Yo enviaré a ti la fuerza de mi Espíritu, para que ilustre tu mente con la sabiduría de un Dios amante y misericordioso.
Mi Espíritu te hará sentir mi infinito amor.
Él con su voz ahuyentará de ti todo mal.
Sé dócil a Él y verás cómo todo tu ser se transformará y tu vivir se vivificará.
Eleva, pues, tu alma a tu Creador.
Vuela, alma mía a mi regazo y deja que te estreche en mi ser.
Que todos tus anhelos se hagan realidad.
Vive de amor y ponte en mi presencia, para que consumiéndote de amor mueras amando al Dios amor.
Une tu ser a mi Ser.
Da gloria a Dios en tu vivir.
Ámame, que mi amor es para ti.
Te amo, florecilla silvestre de mi edén.
4 de Septiembre de 1981
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