La Iglesia, ¡oh Padre!
te aclama por siempre
y todo unidos
decimos con gozo:
Tú eres nuestro Padre,
augusto Señor.
¡Padre, Padre, Padre!
te dice con gozo
la Alianza de amor.
Padre, Tú eres el que eres,
y por eso te cantamos
Padre de nuestro Dios.
¡Oh Padre glorioso!,
Tú eres la beldad.
Por eso gozosos
te amamos, Señor.
Padre, eres el Eterno,
Eres el Amor.
Eres el que eres.
Eres nuestro Dios.
Padre del pecador;
Padre del que sufre;
Padre, lleno de amor,
a ti te cantamos
y damos loor.
Padre del Eterno Sacerdote
que eres todo amor.
Yo, el Hijo de tu ser
te saludo, ¡oh Señor!
El Fuego de amor
te ama, Señor,
y digo con gozo:
¡Viva el Creador!
Hosanna, hosanna
te canta el Amor.
El Dios hecho fuego
te canta, Señor.
Pues es de los hombres
siempre su amor,
para que el hombre
le dé siempre amor.
El Dios hecho hombre
canta al Creador
e invita a los hombres:
cantad al Señor.
¡Qué bien se escucha!
Sois inspiración de Dios.
El latín es un dialecto que la Iglesia del Hijo regustaba.
Y cuando cantaba el gregoriano, vuestro Dios se extasiaba al oír con amor esa música que es amor.
Yo os dije que inspiraría la música y la letra, es inspiración infusa es letra y música.
Y Yo, siendo verdad, siempre lo que os digo lo cumplo en verdad, pues en vuestras mentes el Espíritu os inspiró ese fragmento de amor y devoción a la Trinidad de amor, para hacerlo nuevamente vida, ya que gustaba tanto a vuestra Trinidad de amor.
17 de mayo de 1983.
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