Yo soy el Dios que quema, que enciende al alma en amor.
Yo soy el fuego que purifica, la llama que santifica.
Yo soy tu Dios, Espíritu del Padre y amor del Hijo.
Tú eres algo vital para mi Obra.
Tú, la portavoz de mis deseos.
Tú eres el encanto de mi Padre.
Tú deberás ser una llama encendida de amor para tu Dios, y que esa llama sacie la sed ardorosa de un Dios despreciado y humillado.
Tú eres como ungüento perfumado para Mí.
Te amo. Os amo; os amo.
Sois mis hijos muy queridos en el Padre y en su Espíritu.
Yo soy el Verbo de Dios que nuevamente e insistentemente solicita vuestra entrega y vuestro abandono a mi misericordia.
Alabad al Padre y santificad al Hijo y obedeced al Espíritu del Dios altísimo.
Amor, consuelo y veneración a la Augusta y Santa Trinidad.
Oblación sólo a Ella.
Yo soy el canto de los bosques.
Yo soy el despertar de un nuevo día y el fin de todo ser creado.
30 de Julio de 1981.
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