Pentecostés

Extendeos en cruz y Yo os llenaré de mi Espíritu. 
Yo, el Padre glorioso y amante, os lo digo. 
Glorificadme. 
Yo os amo. 
Criaturas todas de la tierra, honradme. 
Cantadme con cánticos nuevos y llenos de amor y consuelo. 
 
Yo soy el Hijo, el amor del Padre y el deseo de su Espíritu. 
El bienaventurado. 
Ensalzadme y dadme todo vuestro amor. 
 
Amor y gloria a Mí que soy Dios Trino y Uno. 
Alabanza, honor y gloria a Dios por todos los siglos hasta la eternidad. 
Os amo. 
En mi amor sólo hay paz. 
No os olvidéis de Mí. 
Os amo. 
Amadme. 
 
Yo soy el Espíritu del Padre. 
Yo soy la sabiduría infinita, la plenitud de amor, el fuego inextinguible, la eternidad. 
 
¡Oh, amados!, que sois mi consuelo y mi alegría, Yo, el Dios generoso y siempre amante os digo que este día de solemnidad extrema en mi Iglesia, hago caer sobre vuestra alma rocío de fuego, que os abrasará en deseos de altísima perfección. 
Yo soy fuego que refresca en lugar de quemar. 
Yo soy la aurora de las almas. 
Soy el rocío que embellece y transforma vuestros ser, el sol que os da vida. 
Exclamad con júbilo. 
Alzad vuestras manos hacia Mí. 
Yo os abrasaré y viviremos eternamente como zarzas encendidas para el Padre, que es el Dios de la creación, y para el Hijo, amor del Padre y predilección de Aquel que extiende su amor envuelto en fuego que debe consumir toda la faz de la tierra. 
 
Sed, pues, como cristales relucientes para que mi fuego se trasluzca en vosotros. 
Sed como flores sedientas de rocío para que Yo deje caer el agua que nunca dejará con sed vuestras almas. 
 
Sed como volcanes que están encendidos con el fuego real y verdadero, pleno de eternidad. 
Sed como estrellas, guiadas por Mí, en el cielo de la verdad, de la paz y de la verdadera hermosura. 
Sed como pequeños océanos que deben desembocar en aquel Océano infinito, que es la verdadera fuente de la perfección y santidad. 
Sed como luminarias en la Iglesia, inspirada y dirigida santamente por el ‘Dedo’ increado del ser de Dios. 
Yo os amo. 
Sed fuertes para amarme. 
Sed guerreros para vencer. 
Sed humildes y perfectos para la verdadera unión con el Amor eterno. 
 
Gloria, alabanza y honor al Dios Trinidad Augusta, que os ama con amor encendido en llamas de fuego ardiente que os refrescará y saciará. 
Os amo. 
Amadme.  
Suplicadme y aclamadme. 
Encendeos con mi fuego para ser eternamente llamas vivas de amor. 
Vivid siempre en mi verdad, en mi paz y en mi amor. 
 
Esta es la promesa anticipada horas antes a esta unión de amor, en la cual el Espíritu nos había pedido nos engalanáramos con el vestido de novia para la renovación de nuestra unión de amor. 
Dice el Espíritu Santo que su presencia en nosotros es como un humo invisible, pero real que penetra en nosotros hasta hacer visible su presencia por medio de nuestras obras y deseos. 
 
 
                                                            .     .     . 
 
 
Dile que, aunque tenga que cambiar sus propios huesos por otros nuevos, si ella no quita realmente y sinceramente con simplicidad y autenticidad el amor imperfecto, no podrá jamás comenzar a escalar la montaña del amor en perfección. 
Ella será buena si me acepta. 
Será la esposa fiel y abnegada si vive en Mí y para Mí. 
Dile que ante el mirar de Dios, su Padre, nada hay oculto y todo debe ser verdad. 
La amo. Os amo. 
Que viva realmente en Mí y para Mí. 
El pensar en sí en destruir la presencia del Dios único y eterno. 
Que sea sincera y sin engaños, que en Dios su amor es verdad y paz, no es lucha ni tinieblas; ni el cielo está en el infierno. 
Yo soy la paz, no lo olvides, y la verdad, no el engaño ni la falsedad. 
La amo porque soy el Dios del amor y de la auténtica caridad y misericordia. 
Sus vencimientos en Mí serán reconocidos en la eternidad. 
 
                                               .     .     . 
 
 
Mi volar hacia vosotros es como el relámpago. 
Estad atentos y solícitos para dejarme penetrar en vuestras almas. 
 
-Yo vi un sol de rojo encendido y de un amarillo de un calor fuerte,  de ahí como un zumbido salió una paloma de ágiles alas que volaba hacia mí y fue cuando me dijo lo escrito arriba sobre el volar. 
 
                                               .     .    . 
 
 
Dile su oración es como el cantar de un ruiseñor que arrulla y embelesa el corazón de su Dios. 
Ámalo en Mí y él te llevará hacia Mí. 
 
                                                    .     .     . 
 
Dos amigos, que se aman y se dices sus verdades en amor y por amor al Amor, no se podrán herir. 
 
                                                    .     .     . 
 
Mi amor es tan grande como la misma eternidad. Por eso te digo que te amo con amor eterno. 
 
 
                                                      .     .     . 
 
 
Refiriéndose al sermón sobre el Espíritu Santo en la misa por la mañana: 
 
“Fue guiado e inspirado por Mí. 
Son palabras eternas salidas de la inspiración de la Sabiduría, por la boca de Dios.” 
 
                                                       .     .     . 
 
 
Pregunté por qué faltan palabras y Dios Espíritu Santo me contestó de inmediato: 
 
“Porque eres creatura a la cual amo con amor infinito, pero que es torpe y pobre de comprender y captar muchas veces las palabras de un Dios que es sabiduría infinita y eternidad que nadie nunca, nadie podrá comprender con absoluta plenitud.” 
 
 
7 de junio de 1981.  
Solemnidad de Pentecostés.

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