No os Desalentéis

No te entristezcas por ninguna tribulación. 
Yo soy tu paz. 
Acude a Mí. 
Yo te consolaré. 
Cualquier sacrificio o vencimiento ofrecido en mi nombre Yo te lo remuneraré. 
Yo te ofrezco mi amor y la eterna felicidad. 

–Yo le dije: ‘Señor ya es mucho lo que me ofreces por tan poco que yo te doy. Yo nada más deseo tu amor y amistad y ser útil en tu Iglesia. 

El Señor me ordenó dijera a… : 

Dile que todas las almas que vengan a él en busca de paz y auxilio las dirija a Mí y las conduzca por el camino de la perfecta santidad. Muchas de ellas dan opción al demonio para que las perturbe y destruya. La lucha debe ser constante y perseverante, de continua oración y penitencia. 
Siempre el sacrificio es agradable a mi corazón. 
Todos deben ser transformados en el amor. 
Sus súplicas deben ser auténticas. 
Que su completa entrega sea alabanza a mi Padre. 
Si ellas se resisten a la gracia, la gracia no podrá obrar en ellas. 
No os desalentéis. 
El demonio quiere tentaros con el desaliento. 
Mientras vosotros seáis imperfectos en la caridad, el demonio engendrará odio y división. 
Amaos los unos a los otros, para que la paz y el gozo de Dios venga a vosotros y el Espíritu de Dios se complazca en vosotros. 
Así saldréis triunfantes contra la maldad del demonio. 
Sed unidos en caridad, para que seáis santos y agradables a Mí. 

–Un sábado, después de nuestra reunión me quedé platicando con el Padre. El tema era cómo ayudar a los sacerdotes que andan mal y algunos otros temas. De pronto escuché la voz del demonio que decía: 

“Aquí estoy, escuchándoos. 
Sois malditos. 
Yo os destruiré. No podréis vencerme.” 

–Al escucharle, comencé a decir: ‘Gloria al Padre. Amor al Padre y me entrego al Padre. Y a ti, demonio maldito, no te escucho; porque yo soy de Dios y me he consagrado al Señor para siempre. 
El demonio me contestó: 

“Yo te separaré de Dios y los separaré, aunque para eso utilice a todos los demonios que están bajo mi mando. 
Yo te separaré, si es posible, a la fuerza de ese Dios al cual odio, y te llevaré al lugar de tinieblas y desolación, donde debes estar, porque tú me perteneces.” 

–Yo fui fuerte en la lucha y vencí al demonio con la gracia de Dios. 
Y vino la paz a mí. 
El Señor me dijo: 

Todo aquel que quiera separarte de Mí y del Padre, por cualquier medio, quedará en su alma el desaliento y será como un desierto árido. 
Vencerás siempre con la obediencia a tu Dios y la constante oración –no lo olvides-. 

 

28 de Noviembre de 1981.

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