Desagravio

Es mi deseo que mañana, jueves primero de mes, hagáis una hora de desagravio en reparación de las ofensas del hombre por la destrucción del mismo hombre. 
Este desagravio deseo sea en recogimiento de vuestros sentidos para mi honor. 

Es mi deseo que el mundo se renueve con penitencia y oblación, siendo almas orantes con valentía sobrenatural, porque grandes tormentos se avecinan para este mundo pervertido por el pecado y la maldad. 
Sed, pues, fieles en la oración, en el recogimiento, en el ofrecimiento de obras por la salvación de las almas. 

El demonio está ganando terreno y caen al lugar de tormento millares de almas por minuto; y eso causa mi mayor dolor. 

Vosotros, sed mis amigos. 
Os necesito. ¡Son tan pocos los que quieren amarme! ¡Y sólo les pido amor y perfección! 
Visiblemente el lobo rapaz me arrebata las almas que mi Padre me dio. 
Ayudadme, vosotros. 

Yo soy el buen pastor que vine a rescatar a mis ovejas; pero ellas no me reconocen. 
Amadme y vosotros sed para Mí el consuelo, porque soy un Dios al cual el hombre ignora por la sed de maldad que brota de su corazón. 
Vivid en alabanza y en santidad. 

Rezad el rosario, vuestro Oficio y, cuando lo deseéis, haced desagravios a la augusta Trinidad. 
No lo olvidéis: Yo soy vuestro Dios llagado por la maldad e iniquidad de esta generación perversa. 
¡Son tantos los llamados y tan poquísimos los que permanecen fieles y mueren en mi amor! 
Ofreced desagravio en amor para mi corazón, abierto al hombre por mi infinito amor. 
Tomad mi ardiente corazón que tanto os ama. 
Penetrad en él, para que veáis cuánto amor hay en él para el hombre. 

 

5 de mayo de 1982.

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