-Preguntaba a nuestro Señor cómo contestar cuando me preguntaran de su sufrimiento, si Él está glorioso y el hombre cree –porque así nos han hecho saber nuestros sacerdotes- que el que muere y va al cielo no sufre más. El Señor me dijo:
Yo soy omnipotencia y, siendo omnipotente puedo sufrir sin dejar de ser glorioso por aquellas almas por las cuales vine, para que todos fuesen rescatadas del pecado.
20 de abril de 1983.
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