La cruz fue donde mi humanidad descansó y donde se sostuvo mi sacrosanto cuerpo.
El cargar el leño de la cruz causó en mi humanidad dolor, pero Yo la llevé con amor, sabiendo que ahí culminaría la salvación del género humano.
¡Bendita cruz en la cual el Hijo del Altísimo sufrió por vuestro amor!
Pero la redención no vino por la cruz, sino por el dolor de vuestro Dios que sufrió profundo dolor por el desamor del hombre y que, por vuestra redención, murió de amor a vosotros en obediencia al Padre.
*El leño de la cruz sostuvo a la cruz viva de amor; pues en cruz mi humanidad sufrió el martirio por amor al género humano.
La cruz os unificará al Dios de la cruz.
Al deciros: ‘extendeos en cruz’ os quiero indicar:
‘no despreciéis la cruz de vuestros dolores, porque por ella llegaréis al Amor.
Yo soy el Amor’.
El dolor físico no fue lo más doloroso en mi pasión.
Lo que me causó mayor dolor fue el ver aquellas almas que hicieron sufrir a mi humanidad y a las cuales Yo, su Dios, amaba tanto.
Porque Yo soy vida y amor.
Yo soy luz y amor.
Soy fuerza y amor.
Soy Trinidad salvífica de amor.
*La cruz de la vida que os dio vida soy Yo.
Es digno de devoción y veneración el leño que sostuvo al Dios que os dio vida, y a Quien sostuvo tomando vida de la Vida.
27 de Septiembre de 1982.
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