Dolor de Dios

Mi dolor no es físico, sino espiritual. 
Estoy glorificado, pero no por eso vosotros estáis fuera de mi ser. 
Es mi dolor por la relación de amor en que mi ser quiere unirse a vuestro ser, y, al ser despreciado por vosotros, mi ser se duele ante vuestro desprecio. 
 
Es un dolor místico, un dolor de efusión, pues Yo deseo infundir mi amor en vosotros, y vosotros no me dejáis fundir vuestro ser en mi ser. 
Y vosotros fuisteis creados para ser uno en Mí y Yo todo en vosotros. 
 
No es un dolor de sensibilidad, un dolor de vuestro dolor, sino un dolor en lo profundo de mi ser. 
Pues no es como pensáis, que Yo ya glorificado no debería sufrir. 
 
La persona del Hijo es la que más sufre por el desamor, pues no bastaron las pruebas de amor hacia el hombre, ya que el hombre sigue en el camino de condenación. 
Y, al ver el Hijo el pecado que ofende a su Padre y a su Santo Espíritu, sufre en su ser divino, no a modo humano. 
Y por ser glorificado, no por eso no percibo el desamor del hombre. 
 
Yo vivo deseoso de darme y busco al alma, y el alma me desprecia. Y es entonces cuando, no físicamente, sino espiritualmente sufre mi ser. 
Es un dolor de amor, un dolor de dolor por ser dolor el dolor por el dolor del desamor. Y desamor es dolor y ese dolor es un dolor místico en mi dolor. 
 
DOLOR. DOLOR. DOLRO. 
Que es lo mismo escrito correctamente que incorrectamente, y no por eso se deja de entender que significa dolor. 
 
Significa que la expresión de dolor no es que por ser Dios glorificado no deba sufrir en Mí el pecado del hombre; sufro de un modo especial, pues en la gloria vuestros nombres estaban o están escritos desde siempre y siempre, pero cuando vosotros descuidáis vuestra vida y la apartáis de mi vida, con profunda consternación, sin ser dolor, pero doliendo, tengo que borrar vuestros nombres y eso me causa un dolor de mi dolor que, siendo dolor, duele a mi ser, sin dejar de ser un Dios glorificado y exaltado. 
No porque soy menos –sigo siendo igual con vosotros o sin vosotros, pero vosotros sois hijos de predilección y mi enemigo gana a mis amados, y eso causa un dolor espiritual en mi ser doliente ante el desamor-, sino porque vosotros no podéis compartir la fiesta de las fiestas en verdad dando honor por siempre a la Trinidad. 
 
Mi dolor no es consustancial; no es en mi ser, pero es en la libertad del amor, en la búsqueda de vosotros hacia Mí y en ese ardor de amor que se vierte de Mí hacia vosotros; por ejemplo, vosotros sentís sin sentir el fuego de Dios que os llena de amor. Es un fuego sin existir realmente ese fuego, pero que existe en el espíritu, sin ser materia, por medio de mi Espíritu. Vosotros no lo veis, sin embargo lo sentís y por eso lo decís. 
Pues así, al igual, es mi dolor. Yo existo y existe ese dolor ante el desamor. 
Soy glorificado y vosotros decís, pues ya, siendo glorificado, todo ser ya no sufrirá. Pero sabed que hasta que exista el último ser humano creado por amor y para amar al Amor, y desprecia el don del amor, en mi ser sentiré ese desamor, y no por eso dejo de ser glorificado y omnipotente. 
Por ejemplo, para hacer una frase completa se necesita el verbo, y sin verbo no puede haber conjugación ni valoración de frases, pues no existe el que debe existir para dar vida a la composición y hacer la conjugación y ser una frase completa. 
 
En la vida teológica existe el que existe desde siempre y existe sin tomarse existencia de ninguna existencia, existiendo de su existencia. Y esa existencia es siempre mi existencia. Y en mi existencia está la presencia de mi ser en existencia. Y vosotros sois elementos vivos de mi existencia. 
Y sabed que procedéis del que existe de ninguna existencia, sino existiendo por sí mismo y siendo el que es y será sin dejar de existir. 
Pero vosotros sois de valor infinito para Mí, pues salisteis del ser mismo de Dios, pues Dios os creó de sí mismo para que fueseis dueños de su amor y por amor partícipes del Reino del Amor. 
Sois un suspiro de Dios, creados por Dios, sujetos a Dios y salvados por Dios.  
Por eso vosotros valéis para Dios y Dios en su infinito ser sufre ante el desamor de parte de la creatura que brotó del poder de su ser. 
Mi surgir es en mi ser un dolor espiritual, pero que no deja de ser dolor. Y mi dolor es un dolor de la separación que vosotros queréis de vuestro Dios. 
Y sabed: sin Mí seréis nada, pues el que no quiere vivir en Mí irá a la nada y al tormento, habiendo podido compartir con el Dios que existe desde la eternidad y seguirá existiendo por toda una eternidad. 
 
Mi Divinidad sufre violencia como soy un solo Dios en la unidad de Tres Personas. 
Si una persona sufre, la otra y la otra sufren por el que sufre. 
Y mi Hijo sufre, no físicamente, pues glorioso está, pues está en cuerpo y alma resucitado. Su divinidad sufre en conjugación con la humanidad del Hijo. 
 
Yo sufro en mi ser, pues el hombre siempre por su libertad ha desobedecido mis preceptos y me hizo sufrir. 
Envié profetas y los despreciaron. 
Envié santos y los apedrearon. 
Envié toda una generación de escogidos para regir mi Pueblo y no aceptaron la divinidad de Dios y despreciaban mi poder y se desenvolvían en su pasiones. 
Envié al Amado, pensando que reconocerían en Él a mi Hijo muy amado y no lo conocieron y lo mataron. 
Y ahí sufrió el Dios Padre que es divino y mi Espíritu salvífico. 
Mi Divinidad se estremeció ante el dolor de mi Amado y sufrió el desamor del hombre ante el Dios que se encarnó de una Virgen para tomar la naturaleza humana. 
 
 
28 de marzo de 1983.  

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