Eres una niña ignorante de la lengua española; por eso hablo en tu lenguaje especial.
Para Dios el hablarte así no es confusión; es recreación por amor.
Te amo por tu ignorancia y pequeñez.
Yo soy niño, joven y anciano.
Soy principio y fin.
Soy gloria y salvación.
Soy alegría y santidad.
Soy glorificación y resurrección.
Soy sabiduría y humildad.
Soy amor.
Soy fuego.
Soy creador y santificador.
Soy inmensidad y eternidad.
Soy Dios.
(Aclaración):
Quiero indicarte que de igual forma comprendo al niño, al joven y al anciano, porque Yo soy todo.
Yo comprendo al ignorante y al sabio; al poderoso y al humilde doy mi corazón.
Todos son míos y del Padre, y a todos les doy mi amor y ofrezco mi gloria.
. . .
No dudes de Mí. ¿Qué te perturba, si soy el mismo Dios?
Vosotros sois mis almas elegidas.
6 de Agosto, 1981.
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