Adoradoras

La Eucaristía es la fuente de mi verdad, y todo aquel que sea adorador de verdad de mi Cuerpo tendrá vida de mi vida. Toda alma consagrada deberá de ser una hostia de vida en amor y verdad. 
 
Tened siempre amor a la Eucaristía, pues de ahí mana la fuerza y el amor que vuestro Esposo os dejó como testimonio de su amor. Su Cuerpo es vida. 
 
Almas de amor verdadero, sabed lo que hacéis cuando sois adoradores de tan divino Sacramento: estáis viviendo anticipadamente la vida de los justos, que es amor y adoración. 
 
Alma contemplativa, extasiada en la Divinidad irás descubriendo el amor de tu sublime y eterno Amor. Que tu oración se siempre una luz viva de amor. Que toda tú en coloquio de amor seas una viva alabanza de tu amantísimo Amor. Vive crucificada en todo deseo de gustos placenteros, pues el alma que vive en despojo por amor se realizará en plenitud ante su Dios. Acrecentad las virtudes, viviendo fieles al llamamiento de amor, en perfección verdadera, para que vuestro vivir sea fuente de amor y verdad. El alma que vive en recogimiento de amor con su Dios sentirá el gozo del Dios santo. 
 
No desvirtuéis vuestra vida de consagradas. Tened siempre el deseo ardiente de ser perfectas en verdad. Si vivís en relación íntima de amor, vuestro Aposentador se os irá descubriendo hasta que, identificadas en verdad con la Trinidad de amor, seáis una con el Dios vivo y eterno. 
 
Acrecentad vuestra ida de oración. Que sea siempre vuestro vivir un interminable encuentro de amor con el Dios verdadero. 
 
Yo soy, hija mía, Padre, fuente de bien, y es en mi amor donde tu alma encontrará todos los anhelos de tu corazón. Ven a Mí, pues Yo soy el que soy, y el que a Mí venga tendrá vida, pues Yo soy la verdad de todo cuanto existe. 
 
Proclama, hija mía, mis grandezas. 
 
Yo soy Padre de amor y misericordia. 
Yo soy eterno e infinito amor. 
 
Ven a Mí, pues Yo estoy deseoso de tu amor. 
 
Yo soy el amor de los Dos. El Dios que llevo al alma al Padre y al Hijo. Déjame, hija mía, entregarte todo el fuego de mi salvífico amor. Déjame plasmarme en ti, para que seas siempre alma de oración verdadera, alma de caridad perfecta, alma en la cual derrame dones de eterna verdad. Yo soy el Dios alegría del alma, que reposo en ti: ahí donde en tu escondido está tu Dios que en amor eterno te habla con palabras de eterna verdad, llenándote siempre de su amor. 
 
Yo soy consuelo. Soy verdad. Soy la misma santidad. Soy el gozo verdadero del ala que, abierta en verdad, se esconde en el Dios que le habita por amor, para vivir en relación íntima con toda alma. 
 
Vivifícate en tu eterno Amor. 
 
Yo soy vida. El que viva en Mí alcanzará la santidad perfecta. Yo soy el Dios eterno, Hijo del que es. 
 
Vivid en fidelidad siempre. El que viva en abandono con su Maestro y Señor tendrá vida de mi vida. Seguid el camino de la santa pobreza, para que seáis almas seguidoras del que dio ejemplo de pureza y de amor. Sed sólo amor y hallaréis en Mí todo lo que el alma necesita para la perfecta entrega. Mirad al que os amó desde siempre. Vivid siendo llamas encendidas de amor. Debéis de ser siempre ejemplos de santidad. 
 
Necesito almas oblativas en donde vuestro Dios reciba todo amor y alabanza.  
 
Yo soy el Dios Trinidad perfectísima de amor. Proclamad mi misterio de amor con vuestro ejemplo de vida. Yo os amo. Amadme con verdad. A mayor amor mayor donación. 
 
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Acrecentad más la caridad, que es fuente de gracias, en donde el Dios caridad y amor será siempre alabado; pues el que me ame en verdad deberá de ser caridad viva para todos sus hermanos. 
 
Ahí el alma de caridad perfecta da gloria a la Trinidad y será saciada. Yo la llenaré de toda virtud, para que sea santa en verdad. En relación mutua el alma está siendo testimonio ante sus hermanas de que me ama. 
 
Cuando os digo acrecentad la caridad os estoy suplicando que la viváis hasta el heroísmo. 
 
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Tener caridad viva es cuando el alma ante cualquier hermano manifiesta caridad, sea cual fuere la relación, pues el alma que busca la perfección deberá desaparecer de todo orgullo, para que viviendo en caridad broten de su alma virtudes que son donación del Eterno. 
 
En el alma despojada me complazco y a ella me entrego. 
 
 
26 de julio de 1984.  

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