Es tiempo de decisión definitiva para integrarse como miembros activos en mi Iglesia.
Amor, disposición para el Amor y darse a los demás por amor al Amor.
Dad a vuestra alma momentos de oración y recogimiento, y así venceréis, y daréis al hombre mi luz.
Pero participad en mi Iglesia como aves de inquietante vuelo.
Si vosotros sois Trinitarios, debéis hacer lo que hace cada divina Persona.
Por ejemplo:
– Vuestro Padre crea y da a cada ser lo necesario para subsistir. Vosotros cread en cada alma y dad a conocer el amor del Padre hacia ella. Alimentadla con una enseñanza en el amor, para que el alma sepa dar amor.
-El Hijo se entregó por amor a una cruz redentora. Vosotros, con vuestras propias cruces, sed evangélicos y entregaos en postura de cruz por la salvación del hombre.
-El Espíritu es vida y renueva vuestras almas y las llena de luz celestial y las enciende en amor vivo. Vosotros debéis ser vida para que deis vida, y con vuestra renovación renovaréis a mis almas, y las transmitiréis la luz que vosotros ya veis y conocéis. Y con ese renovaros en verdad seréis luminarias para mi Iglesia.
Por eso, queridos Aliados, en conjunto os hablo: Si os doy por herencia el Reino de Dios, vosotros participad a vuestro hermano mi Reino.
Habladle al hombre que vive Dios dentro de su ser, y que el hombre dé libertad a Dios para que obre en él.
Cambiad, cambiad… y el mundo cambiará.
Que sea siempre en vosotros un deseo profundo vuestra renovación, para que, renovados, renovéis el mundo.
Oración y comunión con vuestros hermanos.
Es tiempo en que cada hombre haga uso de sus talentos y se convenza de que tiene dones para dar a conocer la Verdad.
Cuando os comprometáis en verdad a vuestro Dios y dejéis en verdad obrar a mi Espíritu, este mundo será convertido.
Que todos los elementos de mi Iglesia se unifiquen en una sola verdad.
Amad, y cambiad, y dad al mundo a conocer que Dios es amor.
Entonces todos los cristianos, unificados en verdad, seréis un batallón gigantesco contra el mal.
Vuestro ejemplo será una luz de Dios.
Y si sois auténticos ante Dios, veréis el fruto de vuestra evangelización.
Mientras penséis en decidiros, en verdad os digo que no buscáis el Reino de Dios, sino vivir en vuestro reino.
Dad de lo que tenéis y sed almas de amar y de darse por completo a la salvación del hombre.
Catequizados es ser renovados.
Ser entregados es ser almas entregadas en verdad.
Ser santos en verdad es ser hostias de vida, crucificados ante la renuncia personal, siendo unificados al Cuerpo Místico de mi Iglesia, bajo la protección de la misma.
Yo soy Trinidad, es decir, unidad perfectísima; y vosotros, Trinitarios unidos por el amor a la Trinidad, debéis tomar en verdad la decisión de ser almas Trinitarias en verdad.
28 de febrero de 1983.
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