Exhortación de Santa Teresa de Jesús

–Por la noche comencé con una fuerza irresistible que me hacía cerrar fuertemente mis ojos. Cuando los cerré, obligada por esa fuerza misteriosa, vi con gran consuelo al Espíritu Santo. Me decía: 
 
Ámame. 
Necesito ser amado. 
Ámame. 
Recíbeme. 
Mira que soy fuego que arde en deseo de amar y ser amado. 
 
–Por la tarde, al estar en la oración de los enfermos, escuché una voz femenina que me decía: 
 
Ora más y perseverarás en Dios. 
Vive obediente, para que mueras santamente. 
No te alejes de la oración, para que tu alma se llene plenamente del amor de Dios. 
 
–Por la noche, en la víspera de la festividad de Santa Teresa de Jesús, el Señor me dijo: 
 
Engalánate, esposa mía, para tu Dios. 
Revístete de vestidura nupcial para mañana. 
No permitas que el demonio te aparte de Mí. 
Al demonio se le debe atacar directamente. 
 
Tú eres como una flor que espera al sol que le da vida. 
Tú derrama toda tu esencia en Mí. 
Os amo. 
Sois mi esperanza y consuelo. No vayáis a dejar que el demonio de la destrucción, de la falta de fe os aparte y desintegre. 
Tened más cuidado. 
Vivid en amor y armonía. 
Tened prudencia, que es sumamente necesaria en toda obra. 
 
 
14 de octubre de 1981 

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