Sacerdotes Aliados

A vosotros, sacerdotes, os digo que seáis alabanza del Eterno, siendo sencillos, despojados y entregados. 
No sintáis temor al ser tentados, pues, si en la tentación oráis y la dais al Amor, esa batalla enriquecerá en lo espiritual. 
Y aunque muchas veces no comprendáis, sabed que Yo me entiendo y que es grande mi gloria para el humillado, para aquel que vive en el destierro, siendo oveja despreciada y llevada a la ignominia. 
 
Sacerdotes amigos, sabed que vosotros, mis amigos, no seréis menos que el Dios amigo. 
¿Acaso no sufrí la injusticia, el desprecio, la ignominia, la persecución y una muerte despreciable? 
Vosotros, si seguís la huella del Dios verdad, seréis trigo triturado para que deis testimonio de vida y seáis alimento para las almas. 
Sacerdotes, tomad vuestras cruces, no con tristeza, sino con gozo, no con desesperación, sino con paz, llorando interiormente, pero sonriendo al llorar. 
Amigos, aquí está vuestro Amigo que, al morir por vosotros, os bendije y os dije: ¡Venid, venid! Aquí está el Amor. 
¡Venid al Amor! Y seréis saciados, porque Yo, el Amor, seré vuestro eterno galardón. 
 
¡Sacerdotes! Santos sacerdotes debéis de ser. 
Sed santos, pues el Santo de los santos os estrecha en un abrazo de amor inmortal. 
Por eso, si queréis participar del Reino de Dios, sed santos por amor, para que Yo, el Amor, venga a vuestro encuentro cuando expiréis en un suspiro de amor. 
Y en ese instante vuestras cruces serán vuestra gloria ante el Dios, majestad suprema e infinita. 
 
Sacerdotes Aliados, si queréis amar a la Trinidad en verdad, sabed con verdad que seréis despreciados, calumniados y vejados; pero será tanta vuestra gloria que Yo os digo que muchos desearán ser llenos de ignominia y estar tan cerca del Rey de la gloria. 
 
María es Madre del Amor, y por amor al Amor es Madre del pecador. 
Amadla y veréis que Yo, el Amor, vendré a vosotros para abrazaros en un abrazo de amor. 
 
Vosotros, amigos confidentes del Rey del cielo y de la tierra, sabed que el Amado está complacido con vuestra entrega. 
Sed santos, amigos, que es grande lo que os espera. 
El sufrir es pasajero, y el gozo es eterno. 
No desfallezcáis, que el inicuo tendrá su premio y el santo vendrá al Reino del Dios eterno. 
 
¡Amigos! ¡Amigos! ¡Cuánto gozo es encontrar un sacerdote que sea verdadero amigo! Yo os digo que gozo con vuestra amistad y os digo en verdad que estaréis cerca del trono de la Verdad, si camináis de la mano del Dios amigo y le dais todo, a  imitación del Dios, Verbo divino, que se entregó por amor. 
¡Y qué poco amor recibe de aquellos que eligió para ser amigos! 
 
Sacerdotes, Alianza de amor, encauzad vuestro dolor al Amor y sabréis que el Amor os llenará de amor. 
¿Qué vale más, el dolor que os hará grandes en el Reino de Dios, o que no sufráis nada, y así no merezcáis ser partícipes del trono del Señor? 
 
Venid a la boda del Amor, que Yo, el Amado revestido de gloria, vendrá al encuentro de mis amigos y os sentaré a mi derecha, y siempre estaréis cerca del Cordero. 
 
Venid al Amor. 
Sed puros. 
Sed humildes. 
Sed sacrificados. 
Sed hombres de oración. 
Sed almas de oblación. 
Sed rectos de intención… y seréis grandes ante el Amor. 
 
Yo soy el Eterno y soy Dios siempre, por siempre y para siempre. 
Por eso vosotros sed valientes ante el dolor, pues seréis glorias del Amor. 
Os amo. 
 
Preparaos con amor para cuando el Amor os lleve al banquete eterno, para que entréis de la mano del Amor. 
 
 
22 de abril de 1983. 

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