Efectos del Pecado

No mediocridad, sino autenticidad. 
 
No insistáis ante los apáticos. Mi Corazón los vomita. 
 
No os desaniméis. 
Yo estoy con vosotros; es mi Obra. 
Vive de fe, esperanza, caridad, amor y pobreza y vivirás para la eternidad. 
Yo soy la eternidad. 
 
Ven y descansa en Mí. 
Entrégate sólo a Mí en abandono, en fe, en deseo, en resignación, en voluntad, en decisión, en el sufrir y en el gozar, en esperanza, en humildad, en auténtica y sublime caridad, en cordura, en amor y en el reposo entrégate también a Mí. 
Sublima tu entrega, entregando todo en mis manos. 
Glorifica al Padre. 
Abandónate en el Hijo, y llénate de las inspiraciones del Espíritu de Dios. 
Únete a los méritos del Hijo de Dios. 
Permanece en Mí, para que Yo me pueda deleitar y gozar en ti. 
 
No peques, hija mía. 
Si supieras la dimensión de lejanía que provoca el pecado entre Dios y el alma y valoraras los estragos a los que el alma se expone y lo terrible y desastroso que es vivir condenado por un pecado mortal y alejado eternamente de un Dios que le buscó, le deseó y sobre todo le amó. 
Esto me lo dijo el Señor durante la Santa Misa, cuando yo me sentía pesarosa y sin el deseo de estar allí. Le decía: ‘Señor, te ofrezco mi desgana, mi insipidez y mis necesidades. Me consagro toda, toda a Ti. Todo es don tuyo. Tómame y transfórmame. 
 
 
8 de Octubre de 1981. 

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