La perfección –como dije anteriormente- está en la entrega por amor; y todo ser creado está en esa línea de perfección.
El casado está llamado a la perfección.
El célibe está llamado a la perfección.
Todo ser está, pues, llamado a la altísima perfección.
Los consagrados deben de ser ejemplo vivo de perfección.
Por tanto todos, sin excluir a nadie, todos vosotros, sois llamados a la santidad y perfección.
Que no haya distinción, porque todos sois invitados a esa perfección.
Dignidad es una palabra y perfección es otra palabra.
El sacerdote tiene su dignidad eclesial.
Los casados tienen su dignidad sacramental.
Pero todos deben de ser perfectos por amor.
Vosotros, sacerdotes, elegidos del Padre, no os asombréis de que en el cielo haya mayor gloria para un casado o un célibe que fue más perfecto por amor. Por eso os repito que os deis al Amor y seáis perfectos por amor.
Los votos son lazo auténtico de amor, que os une en perfección pura al Amor.
Yo soy el amor y vosotros, hijos de mi amor, estáis íntimamente unidos a Mí, con lazos más fuertes de amor.
Y seréis grandes en el Reino del Padre por esos lazos de amor.
No olvidéis que el amor purifica.
El amor transforma.
El amor santifica.
El amor en el Amor es oblativo.
Por eso vosotros amad al Amor.
Sed del Amor.
Sed santos por amor.
Y venid a Mí por amor.
Yo soy el Amor.
El amor lo vence todo.
Y el amor lo da todo.
El amor en el Amor cambia en su totalidad al amado de mi amor.
El amor virginiza, porque Yo, el Amado, soy pureza.
Y el que no es puro por amor no puede decir al Amado: yo busco tu amor.
Yo, ante esos votos hechos por amor, acudo solícito al amado de mi amor, y me entrego en amor a aquel que me busca con amor.
Y él y Yo ya somos amigos en el amor, íntimos y llenos de amor, y solos en el amor.
Y ahí el alma se une en perfección al Amor verdadero y santo.
Y ahí ya los dos somos un solo amor.
Es diferente pureza de intención a pureza de unión mutua.
-Un matrimonio que me busca a Mí se une con pureza en Mí.
-Un religioso consagrado a Mí: si su pensamiento y corazón no están en Mí, en su intención, en su intelecto, en su corazón, no hay amor por Mí, ni virginidad para Mí.
Por tanto entended que si no hay amor para el Amor, no seréis nada para el Amor.
Todos en el amor, seréis uno solo en mi amor.
Los elegidos debéis de ser uno en Mí por amor.
No busquéis afanosos otra cosa que no sea mi amor.
Porque Yo, el amor, os digo: en aquel supremo momento en que dejaréis de existir, vosotros, llamados al Amor, seréis preguntados cuánto amor habéis dado al Amor, y por el Amor a los hermanos.
El amor os atraerá a la perfección.
Y por amor dejaréis todo, todo absolutamente, por el Amor.
Yo soy vuestro amor.
Vivid para el Amor, para que muráis en los brazos del Amor.
Yo soy el mensajero del amor.
El hombre busca el amor fuera de mi amor, y aparta de su vida al Amor, y vive según su amor.
Porque Yo, su Dios, soy amor.
Y os di ejemplo de amor.
Y ese ejemplo consistió en darme a vosotros por amor.
Y viví según los deseos de Aquel que me envió a vosotros por amor.
El amor en Dios debe de ser en perfección.
No es amor en Dios el de aquel que se complace a sí mismo y no busca con celo mi amor.
El que venga a Mí por amor, cambiará por Mí por amor.
Vivirá en el mundo, pero sin pensar como los del mundo.
Seréis santos en el amor, si claváis vuestra mirada en mi amor.
Yo soy el Santo de los santos.
La perfectísima y augustísima Trinidad os pido donación perfecta por amor.
Amad y sed santos por amor.
Buscad al Amor.
Penetrad en el supremo Amor.
Yo os amo y os doy mi amor.
Di a mis amigos que Yo, el Espíritu de Dios, os llevo con gozo al Dios amor.
Yo soy el amor, la unión perfecta de los Dos.
Yo soy vuestro mensajero ante el Amor.
Di a mis amigos que en estas intimidades de mi amor os daré lecciones de cómo vivir en el amor.
Esos lazos de amor son agradables al Amor, porque el alma consagrada hace espiritualmente un enlace de amor con el Amor, intercambia su amor con el Amor y es un solo y único amor.
Los votos son unión, o deben ser unión perfectísima de amor.
Pero el hombre, ingrato con su Dios amor, pisotea mucha veces esos lazos de amor y busca su complacencia y su propio amor.
Pero Yo os digo que esos lazos de amor son grandes para el Amor.
Por eso Yo os he suplicado entrega total a mi amor por esos lazos de amor.
Porque los del mundo ya no creen en mi amor y buscan con afán complacer su propio amor.
—Me refiero a que antes de esa convención de amor (Con. Vaticano II) el hombría había pisoteado al amor por esos votos de amor que el hombre los vivía con frialdad.
Y en esa reunión el Espíritu increado puso en el hombre, para que el hombre dijera al hombre: ‘tú estás llamado a la perfección’ y con esta frase el hombre buscara más la perfección, y el Amor fuera amado por esa búsqueda de amor.
Todos debéis de ser religiosos en vuestro estado de perfección.
Religioso no se es por un hábito; se es y se debe ser por la entrega al Amor.
El religioso debe de ser generoso con el Amor.
Por eso todos los hijos de Dios debéis de vivir siendo almas de amor para el Amor.
El hombre ha hecho sus propias leyes; pero en la ley del Amor todos estáis inscritos en el amor.
Me estoy refiriendo a todos, porque mi amor es para todos.
En mi amor no hay distinción y todos estáis hechos para el Amor, porque Yo, el Amor, os hice por amor.
Explícales que esta mi agrupación es eclesial, y Yo me manifiesto a todos, y os uno a todos en mi todo, porque Yo, vuestro todo, deseo ser vuestro todo.
(Comentando las luchas que sostiene un Sacerdote)
Si das esa lucha con generosidad al Amor, convéncete, hijo de mi amor, que estás en el camino que te lleva al Amor.
El hombre sentirá por ser hombre luchas, pero si deposita esas luchas en el corazón del Amor, Yo, su amor, recompensaré al hijo predilecto de mi amor.
Di a mi amigo, y en mi amigo a mis amigos:
El deseo de perfección y el estado de perfección está en el dolor, en la oblación, en el reprimir sus impulsos naturales y en mirar mi mirar, sin dejar de mirar a Aquel que miró con amor a aquellos que vino a rescatar por amor.
Por eso vosotros y tú, hijo de mi amor, buscad el sosiego en mis ojos, llenos de dolor por el desamor de aquellos que pisotean mi amor, y poned todo vuestro sentir en mi sentir; y ya será un solo sentir.
Vivid en fe y en amor, que Yo, el Amor, sabré daros sólo amor.
Por eso la oblación, la palabra oblación, suena fácil al oído del hombre, pero hace sangrar al corazón del hombre.
Yo fui oblación al Padre por vosotros y di gota a gota de mi sangre en oblación.
Por eso vosotros no seréis menos que el Hijo de Dios.
Pero si tienes amor a tu Dios, serás fuente de amor para el Dios amor.
Y tu dolor y tu sentir en oblación harán feliz a un Dios humillado y despreciado.
Pon tu sentir y tu vivir en Mí, porque Yo deseo ser tu todo, para que tú sea un todo en mi todo.
Di a mi amigo que este momento de amor es para vosotros, porque el Amor quiere y desea manifestarse en amor a vosotros.
Yo, el Amor, os conozco y por lo mismo os hablo según la sensibilidad de cada uno de vosotros, porque vosotros no habéis querido conocer al Amado.
Pero el Amado, por amor, os conoce y os quiere llenar de consuelo y amor.
Yo soy el amor.
Venid al Amor.
Y no os salgáis de mi amor, porque os podéis perder, hijos de mi amor.
Por eso os digo que el que viene a Mí será despreciado, será calumniado, será ultrajado, será apartado de aquellos que viven su vivir y no mi vivir.
Yo os digo, hijos míos, que para alcanzar al Dios amor seréis sacrificados por amor para el Amor.
Pero no os desaniméis, que Yo, el Amor, estaré cerca de vosotros, hijos de mi amor.
¿Quién os podrá apartar del Amor, si Yo, el Amor, me quiero dar a vosotros en amor?
Di a mi amigo que todo aquel que sigue al Amor el enemigo de Dios y vuestro os pondrá trabas para apararos del Amor.
Yo soy el amor y os doy mi amor.
Os ama el Amor.
Amad al Amor.
26 de julio de 1982.
El enemigo vuestro os está acechando y está preparando guerra terrible contra vosotros.
Trama algo fuerte contra vosotros.
No os desalentéis.
Yo os repito estas palabras, hijos de mi amor.
Venid a Mí.
Yo os cobijaré en mi regazo.
La guerra será terrible.
Todos mis principales Aliados sufrirán persecución.
Yo te había dicho: ‘todo el furor del infierno será descargado sobre vosotros’. Y ese furor se manifestará en la deserción de algunos de vosotros y en que vosotros seáis separados.
Porque unidos ¿quién os podrá vencer?
El demonio tratará de separar mis cimientos.
No os desalentéis.
Que todo sea para mayor gloria de mi Padre.
26 de julio de 1982.
Estando yo pensando en los problemas que nos aquejan, pedimos al Señor un mensaje que nos diera paz.
El Señor nos habló por su palabra: Hechos de los Apóstoles 5, 34-42: la intervención de Gamaliel.
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