Exhortación y Aniversario

El que es, te ama. 
El que en todo momento te ama y está en ti, te dice en verdad que el camino a seguir en tu vivir deberá de ser más intrínseco; es decir, una unión en mayor perfección con el Amado. 
Y esa unión no nada más deberá efectuarse en un diálogo, sino en aumento de amor hacia el Amor, pues la luz proviene del Dios, fuego inextinguible, que descenderá sobre el alma, abrasándola en un fuego místico que hará sentir a tu alma el ardor de tu Dios. 
Y tú, todo encendido en amor, deberás siempre, siempre hablarle con amor reverente, con amor de amigo, con amor que deberá ser un amor recíproco ante mi amor. 
 
El alma, consciente de mi presencia en su ser deberá de actuar voluntariamente, para entregar totalmente todo lo que es sin dejar para sí nada, absolutamente nada, de su yo, pues necesario es dejar en plenitud el yo personal, para que en ti sólo actúe el Espíritu que transformará el ser en su ser. 
 
En verdad te digo que hay gozo, hay gozo en el Señor, cuando un alma, abierta en verdad, aspira el perfume del amor de la verdad. 
Deberás fijar tu mirar tan sólo en el mirar del que te mira con amor de Padre, con amor de Hermano, y con amor especial como templo del Altísimo. 
Despojo, despojo, despojo. 
Amor, amor, y siempre amor al Amor es el camino a seguir. 
 
Yo soy el Eterno, el que esclarece en el alma toda perturbación, y el que con amor da al alma un entender en mi entender, llenándola de paz celestial. 
Yo soy el gozo del Padre, el que te dice en verdad que no hay padre igual al Padre sempiterno. 
Te digo que el alma que es bañada del amor de Dios y que se sostiene por ese amor, perseverará en mi amor. 
 
Deberá toda alma ser un alma de oración suplicante y perseverante. 
Deberá el alma abandonarse en el que es todo; el cual llenará al alma de gozo de paz, de una paciencia ilimitada. 
El progreso en la vida espiritual no está en el saber, sino en saber amando al Dios del saber. 
 
Por eso Aliados, Aliados, ¡qué bellos es decir Aliados del sempiterno Dios! 
Os digo con amor que muchos busqué para hace mi Alianza de amor, pero no hubo de parte de ellos el deseo de abrirse y entregarse a mi amor. 
Por eso, recíprocamente amémonos, recíprocamente entendámonos, y recíprocamente deberemos unirnos en amistad y amor, para que esta mi Alianza, a pesar de toda tormenta, no sucumba. 
Por eso os quiero fortalecidos por la oración íntima con el interno Amigo que está en todo cuanto existe, pero que en un modo sobrenatural está en vuestro ser. 
 
Sed almas de sagrarios. 
Sed amantes. 
Sed generosos. 
Humildes, humildes. 
Pobres humildes. 
Despojados humildes. 
Sabios humildes. 
Sencillos humildes. 
Despojados humildes. 
Sabios humildes. 
Sencillos humildes. 
Deseosos del amor del Dios del amor, siendo orantes humildes, silenciosos para el Amor, humildes cuando habléis de mi amor. 
Sed humildes, pues Yo, el Hijo de Dios, os di la doctrina viva de la humildad. 
 
Que entre vosotros no haya desigualdad. 
Que vuestras ideas sean un compendio de amor oblativo. 
Que vuestro sentir personal sea el sentir mutuo de todos. 
Que el dolor sea uno para todos, y la alegría al igual. 
 
Tenéis un compromiso muy difícil ante el Amor, pero no temáis que de pequeños humildes es el Reino de la Trinidad de amor. 
 
Cantad, hijos míos. 
Cantad, amigos míos. 
Cantadle al que os eligió, 
Para ser alabanza del Amor. 
 
Yo soy el Dios fuego, 
Unión de los Dos. 
Yo soy la esperanza 
De la Alianza de amor. 
 
Yo soy el que soy 
y soy Padre del Amor. 
Por eso, amigos, os pido, 
Os pido mucho, mucho, 
Mucho amor. 
 
Yo soy el Dios Hijo 
del Padre increado; 
y soy el Amado 
de tan gran Señor. 
 
Vosotros, elegidos por el Amor, uníos todos como una cadena encendida del Fuego de amor, para que seáis alabanzas vivas del Dios que es amor y que en su Misterio insondable encierra Tres Personas, siendo un sempiterno Dios, unidas en amor mutuo. 
Por eso debéis, sacerdotes trinitarios, ser uno solo en el amor del Dios, Trinidad omnipotente, para que llenos de la luz de Dios, seáis luz que llene el mundo del misterio del Amor. 
 
Humildes, humildes. 
Sencillos, pero muy sencillos, aumentando el amor hacia aquel Dios infinito que os eligió. 
Yo os digo en verdad que debéis de ser verdad, siendo almas humildes ante la Verdad. 
La elección está así ganada, pero vosotros debéis corresponde con amor y humildad ante tan sublime elección. 
 
No buscáis el Reino de Dios si no cambiáis. 
Deberéis de ser almas sacrificadas, almas dóciles a las inspiraciones del Santo Espíritu. 
Que digan de vosotros: ¡cuánto se aman en verdad! 
No dejéis traslucir vuestra verdad personal y destruyáis la obra salvífica del Padre que en amor os ha confiado. 
 
¡Salve, amigos de la Trinidad de amor! 
Os doy el saludo de amor, para que seáis sólo, sólo del Dios que es amor. 
 
No necesitáis cátedra filosófica o teológica. 
Necesitáis vivir en el Amor; y eso y en eso consiste la teología perfecta, vivida en unión con el Dios que te crio, con el Dios que murió abrazado a una cruz, para ser la Cruz viva de amor, y con el Espíritu, que es vida y que sondea hasta lo más recóndito del ser del hombre, y lo invita con amor que sea alma de amor, para el Dios que todo lo ve, todo lo sabe, y que en ti está. 
 
Al que vive en comunión con el Amado, en entrega perfecta, le digo en verdad que está gozando la paz de los bienaventurados; y su vivir en este caminar hacia el Padre, por el amor del Hijo, y por inspiraciones infusas del Santo Espíritu, es estar viviendo de antemano el cielo. 
 
Hace en vuestro tiempo –que es el tiempo del que es alfa y omega- en que descendió como fuego intrépido, lleno de un torbellino de amor irresistible, el Dios, alegría del Padre y del Hijo, a traer a la tierra la nueva de una Alianza nueva, que ame y conozca y dé a conocer el Misterio insondable del Ser omnipotente. 
 
¡Salve, maestros trinitarios! 
¡Salve, hijos del Dios Trino y Uno! 
¡Salve, elegidos por donación del Dios Trinidad de amor! 
¡Salve a vosotros, mis hijos queridos, por hacer aceptado dar gloria a tan gran Señor! 
 
Yo soy el Dios soñador. 
Yo soy el canto y el encanto que con gozo os canto en arrullo de amor. 
Yo soy la luz en el alma. 
Yo soy el Dios que transverberará el alma en amor hacia el Dios único y verdadero. 
Yo soy el santificador. 
Yo soy el Dios aposentador. 
Yo soy el artista divino. 
Yo soy la sonrisa de Dios. 
 
¡Gracias!, hijos predilectos del Dios Trino y Uno. 
¡Gracias!, por haber aceptado vivir en amor, siendo alabanzas vivas del Dios que os saluda a vosotros, hijos preclaros del Dios que es y será por siempre, siempre y para siempre. 
 
Un año de amor mutuo. 
Un año de espera en lo esperado. 
Un año de ser uno en el amor. 
Un año de gozo infinito para el Amor. 
Un año de crecimiento trinitario. 
Un año en despojo personal para el Dios limosnero de amor. 
Un año, ¡y qué año!, en que he dialogado por amor ante vosotros. 
Un año, un año de gloria para Dios, Trinidad sempiterna. 
 
¡Oh año de esperanza, 
viviendo en el Amor! 
las penas y las glorias  
han sido en el Amor. 
 
Os saludo, hijos míos, 
esperanza del Dios 
que es amor. 
 
¡Qué gozo, qué gozo 
veros tan cerca 
del ser de Dios! 
 
Benditos seáis, hijos 
del Dios santo y eterno, 
ante el cual los abismos 
y el cielo mismo 
Se inclinan con amor ante el Amor. 
 
Y toda creatura que procede del ser increado 
le dé gloria al Dios que es y será. 
 
¡Oh hijos, oh hijos, 
benditos seáis! 
Os ama con amor  
el Dios Trino y Uno 
que es unidad sempiterna de amor. 
 
Amigos, amigos, 
venid al Amor. 
Veréis que en mi ser 
estáis dentro del Dios 
que es Trinidad de amor. 
 
 
17 de mayo de 1983. 

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