Salve, hija amadísima de la Trinidad, privilegiada del Padre.
Ven, amada.
Tú eres mi alegría, mi ternura, mi consuelo.
-Así me saludó hoy. La Santísima Trinidad me dijo:
“Eres mi obra, porque tú fuiste creada como fue mi deseo.
Mi Obra continúa. Ella se extenderá por la faz de la tierra.
Sigue adelante.
No desmayes.
Yo soy el que te guío.
Ven a Mí, que Yo soy tu eterno enamorado.
La paz y el amor son para ti.
Ven, amada mía, que mi corazón se inquieta por ir a ti.
Ven a recibirme, que quiero darme a ti.
7 de Agosto de 1981.
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