Batalla y Victoria de Miguel

(¿Cómo es posible que Luzbel, estando ya en el cielo, pudiera rebelarse contra Dios? ¿No estaban confirmados en gracia?) 
 
Al momento, cuando anuncié en el cielo la creación del hombre, por deseo mío, di a los ángeles y a toda potestad, libertad absoluta de decisión, para así mismo ver Yo, su Dios, su lealtad hacia Mí. 
 
Yo, Dios Padre, en comunicación con mi Santo Espíritu, tuve la idea de crear al hombre  a mi imagen y semejanza. Y viendo que los ángeles y toda potestad tenían todo sin lucha alguna, quise probar su amor y lealtad. 
Al anunciarles mi deseo, ordené con mi omnipotencia que les dejaba en libertad de aceptar mi decisión y deseo. 
 
-Es la primera vez que manifiesto ante el hombre esta revelación.- 
 
Sintiendo Ambos el deseo de crear al hombre, pues Yo, Dios, había creado aquellos seres perfectísimos, de una belleza incomparable, deseé en mi ser crear al hombre a imagen mía y engendrar a mi Hijo muy amado, para que viniera a acompañar al hombre, sin saber que el hombre se rebelaría al Dios que le crio.  
 
(Dios conoce todo: lo bueno en Sí mismo, pues es la causa de donde procede… lo malo en el ángel u hombre que lo produce… 
Dios conoce el bien en Sí mismo: en su sabiduría infinita, en su amor infinito, en su omnipotencia infinita que sostienen, inspiran, y acompañan el cooperar de la criatura en obras buenas… 
Dios conoce el mal en el pecador que lo comete en sus obras malas, al rechazar el amor infinito y la omnipotencia divina.) 
 
 
-No malinterpretéis la palabra ‘saber’, pues Dios todo lo sabe. Pero el saber no implicaba la crucifixión del Amado. 
 
Lo sabía desde la eternidad, pero como deseaba dar libertad al hombre, pensé que el hombre desistiría de la idea de crucifixión. 
 
Caifás está en los abismos. 
Yo revelé a él que con quien hablaba era el Hijo de Dios: no con palabras exactas, pero sí con obras que mi Hijo manifestó en su Evangelio. 
Le hice sentir en su espíritu que Jesús era el Hijo del Altísimo; pero la soberbia venció al hombre. 
 
                    …..                                  …..                                          ….. 
 
Volvamos al encuentro de los ángeles leales y desleales. 
 
Al anunciar la creación del hombre y que Dios se iba a hacer hombre, di libertad a las jerarquías de aceptación o de no aceptación de mi deseo, y les di la capacidad de ser leales o desleales, para saber si a su Dios agradecían todo lo que tenían sin mérito alguno. 
Por eso hay almas que, siendo humanas, son más bellas que los ángeles. Y os digo que a vosotros os amo con amor maternal y más, mucho más, que a los mismos ángeles. 
 
                     …..                               …..                                   ….. 
 
La hermosura de Luz Bella es la que ahora posee el arcángel MIGUEL. 
 
Vosotros, Alianza Trinitaria, seréis el batallón de la tierra contra tanta herejía e idolatría de falsos dioses que el hombre ha adoptado para sí. 
Por eso con vosotros no podía faltar el nombre de Miguel, pues él fue el valiente que venció al orgullo de aquel ángel amado de Dios, que se volvió en mi contra. 
 
Vosotros –como pasó en el cielo- venceréis con la humildad y con vuestra transformación; pues vuestro será el Reino de Dios, si sois fieles a Dios, como lo fue Miguel. 
Él defendió la honra de Dios y luchó aun siendo menos que Luz Bella. 
Pero fue tanto su amor que venció al terrible Luzbel. 
 
Por eso vosotros pensad, en ese combate espiritual en que estáis en él. 
Y cuando embargue vuestro espíritu cualquier desolación, invocadle. 
Yo, Dios Padre de amor y verdad, he dado a Miguel la custodia de esta mi Obra; y él estará con vosotros para protegeros y defenderos. 
Amadle e invocadle, que él está cerca, muy cerca de Dios. 
Y é es el que está invitando a mis santos a cantar: ‘Santo, santo, santo, es el Señor. Cantemos victoriosos todos los hijos del altísimo Dios’. 
 
Lo que hacía Luzbel lo hace San Miguel. 
Pero Miguel es mucho más bello que lo que fue Luzbel, pues el amor y la lealtad le revistieron su espíritu de una belleza tal que ha habido santos devotos de é que, cuando ha bajado por deseo divino, creen que es Dios. 
 
—Os diré poco de lo sucedido en aquel día del Señor. 
 
Miguel, deseoso de que su Dios no fuera despreciado y su trono mancillado, se armó con amor y se presentó ante Luz Bella y le dijo: 
 
“He aquí que lo que tú, hermoso Luz Bella, deseas hacer es terrible. ¿Así pagas a tu Dios?” 
Y él contestó: “Afíliate a mí. Oye, Miguel, porque muy pronto adorarás a tu nuevo dios.” 
 
Luzbel lleno de deseo de honra y de ser como Dios, vociferó blasfemias en contra de Dios. Él –os lo digo- fue el primer blasfemo. 
 
-“Yo, Miguel, tomo una decisión: ‘Mi Dios es mi todo. Y yo todo lucharé por Dios’. ‘Venid –dije con trompeta de oro- cantemos al Amado. Venid y adoremos al Dios que es amor. Y si fuera necesario: luchad con valor, que Dios será siempre el Señor’.” 
 
Luz Bella, lleno de odio y codicia, a mí me retó, y puso en el cielo discordia para Dios. 
 
‘Luchad –yo gritaba- en nombre de Dios. 
Unidos todos luchemos por el trono de Dios, Trinidad de amor. 
Amemos al Hijo que pronto será un Dios humanado, que al mundo bajará. 
Amemos a todos, y en todos amemos a Dios. 
Y pronto unidos venzamos al líder que osa quitar el trono al Señor’. 
 
Y así se inició aquella lucha celestial. 
Y yo, junto al trono de Dios, no podía tolerar al cruel Luz Bella, que quiso acercarse al trono donde está vuestro Dios, y así mancillar al Dios Trino y Uno, eterno Señor. 
La guerra inició. 
Los ángeles malos monstruos se vieron. Y fue tan terrible este duelo…; pues siendo tan bellos quedaron hechos monstruos. 
Luzbel se postró ante su Dios, pues yo, Miguel, hice que estuviera aplastado frente a su Creador. 
Y coros entonaron: 
“Vencimos, Señor. 
Es tuyo tu trono, 
por siempre Señor.” 
 
Los ángeles malos entre truenos y relámpagos fueron expulsados, pues el cielo vomitó a aquellos desleales que abajo quedaron, humillados ante Dios. 
 
Y Dios jubiloso, deseoso de amor y lealtad, nos mostró la tierra donde habitaría el Hijo de Dios. 
Ahí estará la mano de Dios. 
 
Así nos dijo: 
 
“Amad lo creado, pero sobre todo, amad al hombre que será semejante a su Dios.” 
 
Por eso, queridos, amados de Dios, no resistáis hacer la voluntad del Señor. 
La soberbia destruye: no la admitáis, pues el cielo se violentó por la soberbia de aquel espíritu bello que amaba a su Dios. 
Y es triste decirlo, pues su figura es tan horriblemente fea y monstruosa que ante ella él mismo gritó: “Maldito sea el Hijo de ese vuestro Dios.” 
Y ahí, ante aquella blasfemia, si hizo el abismo, donde él moró.” 
 
Y el Padre le dijo: “te doy el permiso de que tienes al Hijo de Dios y a toda criatura, pues ahora con obras sabré quiénes serán aliados de Dios.” 
 
Por eso se os tienta: para que venzáis a aquel que tiene deseos de que el hombre no comparta el trono que él dejó y todos sus ángeles desleales a la Trinidad de amor. 
 
-Santos son los que han tomado los tronos de todos los desleales. 
 
Ante su blasfemia todos ellos destilaban terrible hedor, y vomitaban fuego, del cual se llenó aquel abismo de perdición, donde su tormento es más que el de los mismos condenados, ya que a ellos Dios todo les había dado y ellos no tuvieron nada que padecer para merecer. 
 
¡El arcángel Miguel ama tanto al hombre…! Pues teme que el hombre vaya a aquel lugar terrible, donde habitan aquellos que, siendo bellos, tienen una figura que vosotros no resistiríais verla. 
 
Yo, Miguel, asombrado de su figura me quedé y le dije: “¿Qué pasa Luz Bella que en ti ha quedado terrible figura?” 
Y al verse Luz Bella exclamó: “Maldito seas, Miguel, tú y tu Dios. Y al hombre que viene a adorar a Dios yo lo atraeré y él vendrá hacia mí, y estará, como yo, muy lejos de Dios.” 
 
Y yo, postrado ante el trono del Altísimo, le supliqué a Dios: 
 
“Déjame ayudar al hombre, para que Luzbel no lo aparte de ti.” 
El mismo Señor a mí me sonrió, y dijo: “Miguel, amado de Dios, te dejo al hombre para que lo lleves al trono de tu Señor.” 
 
En aquel instante Yo, vuestro Dios, para humillar a aquel ángel soberbio, por visión divina le dejé observar la humildad de aquella, elegida para ser la Madre de mi Hijo, que iba a ser corredentora del hombre; y la cual, por su humildad y amor, lo aplastaría. 
Y ante aquella revelación Lucifer se estremeció de odio y blasfemó contra aquella Mujer que sería coronada por la Trinidad de amor. 
 
—El demonio, por mandato de Dios, no iba a saber cuál de los hombres sería el Hijo de Dios. 
Su soberbia no sería complacida. 
Y desde milenios de años buscaba en todo dónde estaría el amado Hijo de su Dios, pues Yo sido siendo su Dios. 
 
Todos los condenados, antes de partir a ese lugar del infierno, ven a Dios, porque si así no fuera, como Dios, sería injusto. 
Pero Dios se revela ante ellos, para que ellos no duden y sufran al saber y ver que sí existe Dios. 
Y ante aquella visión comienza su tormento y separación, pues ante Dios el hombre que odió a su Dios no puede resistirle y él solo se condena. 
Yo no lo condeno. 
Él ante mi hermosura y ante su miseria vuelve su rostro, pues el pecado, si lo pudierais ver, hace al alma un monstruo, al igual que los demonios. 
Es por eso que por el pecado no resisten a Dios. 
Porque en Dios sólo hay amor y verdad; y el que no camine por el camino de la santidad con amor y verdad, ya podrá decir que está en camino de condenación. 
¿Por qué? 
Porque la verdad se manifiesta por el cambio del sujeto, y de ahí provienen las obras. 
Y porque por el amor que profeséis a vuestro hermano y a Dios seréis juzgados. 
 
               …..                                         …..                                        ….. 
 
Los sacerdotes, cuando son ordenados, poseen una belleza tan incomparable que los ángeles de Dios se inclinan ante ellos, pues ellos en sus manos tendrán al Hijo del altísimo Dios, y ellos no pueden tocar a Dios. 
 
Cuando mis sacerdotes portan al Portento de amor, toda la corte celestial se inclina al pasar el Cordero inmaculado. 
Y ¡ay de aquel sacrílego sacramental! Más le valiera no haber nacido, pues tendrá un tormento muy semejante al de aquel que fue ángel y se convirtió en demonio. 
 
Por eso vosotros, cuando recibís a vuestro Dios, no estáis solos: os acompaña la corte celestial, pues en vosotros está la Trinidad de amor. 
Misterio sublime que os hace compartir el Cuerpo sacrosanto de mi Hijo amado. 
Y Yo en Él estoy consustancialmente con vosotros, y en Él está mi Santo Espíritu. 
El Padre da al sacerdote el Cuerpo de su Hijo por su Santo Espíritu. 
 
Os voy a decir: es como si bajara el Amor de la cruz. Y como os dijo Teresa: ‘El Cuerpo del Señor está en el corazón del hombre, siendo vida, y siendo alabado y glorificado’. Desciende a vosotros para resucitar con vosotros. 
 
(¿Cómo entender el resucitar?) 
 
R.- Cuando el alma recibe dignamente el Cuerpo de mi Hijo, con su presencia el alma resucita a la gracia para resucitar en la eternidad. 
Cada vez que recibís mi Cuerpo, Yo, la fuente de agua viva, os lleno de gracias inagotables, y resucitáis, muriendo al pecado y a sus concupiscencias. 
Es como prepararse el alma para la resurrección final. 
 
Yo soy misericordia, pero la mayor parte de los que no tomaron el Cuerpo del Hijo, cuando suplicáis a Dios por su eterno descanso, están condenados. 
 
Cada vez que tomáis de mi Cuerpo, vuestro cuerpo y alma serán gloriosos y en el cielo seréis bellísimos por el alimento celestial. 
 
Como el llover de un granizal, así caen las almas al abismo. 
 
En la contrición imperfecta está mi misericordia, pues temen a Dios y se arrepienten por temor, mas no por amor. 
Y muchas de esas almas van al lugar de purgación. 
Por eso, sacerdotes, no intimidéis al moribundo con temor a Dios. Habladle de vuestro Padre que abre sus brazos y decidle que es tanto el gozo de su Dios, que Dios por un acto de amor de parte de él olvida su maldad. 
 
El temor es bueno, pero el amor es mucho más. 
 
                  …..                                         …..                                       …… 
 
Mañana, día señalado para recordar el sacramento del Amor, Yo, el Amor, os hablaré de mi amor manifestado en el Pan de vida. 
 
                  …..                                        …..                                         ….. 
 
Satanás a mi Madre ni siquiera podía ver su figura, pues fue velada para él, porque él no era digno de ver a la Madre de Dios. 
Sabía que existía, pero no la veía porque Dios así lo humilló. 
Voy a explicar con simbolismos. 
María era como cuando una figura hermosísima destella fuertes resplandores. 
Un resplandor beatífico la cubría de tal forma que ante su luz Satanás se cegaba y no podía ver. 
 
                    …..                                       …..                                    ….. 
 
Dice nuestro Señor: cuando recibís vosotros el Cuerpo sacrosanto del Señor, el alma irradia una luz celestial que Satanás huye despavorido y desconcertado. 
Por eso odia al Sacramento de los vivos, que da vida al alma y maldice a Dios y al que comulga a Dios. 
 
Los que recibís el Cuerpo de Dios, os hacéis más que los ángeles, pues los ángeles, mientras en vuestro cuerpo permanece la especia sin descomponerse, os rodean alabando y glorificando al Dios hecho hombre: Pan bajado del cielo, Maná del hombre, Cuerpo del Dios hecho hombre, y por deseo de Él, para ser triturado por el hombre, Pan de vida, Pan de los ángeles, Pan celestial, Pan que os llena de gloria y majestad, pues el Dios del cielo habita en vuestro ser. Pan que los ángeles aclaman: ‘Hosanna, hosanna en el cielo y en los abismos. Es el Hijo del eterno Dios.’ 
 
El demonio, cuando vosotros recibís mi Cuerpo, no os ve a vosotros, sino que en vosotros ve la imagen de la Trinidad de amor.  
Vuestros cuerpos son en ese momento celestiales. 
 
La materia sufre descomposición por los jugos gástricos, pero la esencia real permanece en vuestro interior, pues en vosotros está la Trinidad de amor. 
 
                             …..                             …..                               ….. 
 
(¿Cómo explicar el cap. 12 del Apocalipsis?) 
 
La visión de la cual habla el Apocalipsis es cuando se le presentó a Satanás, por revelación, al final del combate de los ángeles rebeldes y leales. Se le anunció la Virgen inmaculada, y la vio con gloria. 
 
Cuando se reveló ante Satanás la imagen de la Mujer que lo aplastaría, en sus manos tenía al Cordero, al Hijo de Dios que se haría hombre por amor. Pero era tanto el asombro y el odio, que por su odio no podía ver a su Dios. 
 
Miguel ante aquella visión se arrodilló y le dijo a Satanás: 
 
“¿Quién como Dios? 
Sólo Dios, pues Dios es Dios, y siempre y por siempre será Dios.” 
 
Os digo que esta mi casa está rodeada de mi presencia. 
Y ante vosotros está la corte del cielo; pues, siendo Yo el cielo, el enemigo del Cielo huye ante el Cielo. 
 
Satanás escuchó lo que os dije: que os revelaría aquella batalla celestial, y él se retiró con odio y decepción, pues el ser descubierto es odio en contra de su Dios y de los amados de Dios. 
 
-Clamad a mi Madre, que Ella os llevará a los brazos de Dios. 
 
En aquella guerra celestial, Miguel, el ángel amado, fue revestido de una tal belleza sobrenatural que sólo Dios puede revestirla, que ante su hermosura retrocedían los enemigos de Dios. 
 
v. 6: Lo de los 1260 días en el desierto es, según el significado del calendario hebreo, durante el tiempo que tardaría en venir a este destierro la que sería la Madre del Unigénito. 
Es el simbolismo de los años que el mundo esperaría la venida del Emmanuel. El Dios hecho hombre y la Virgen amada del Dios, Trinidad de amor. 
 
—No os asombréis, pues os lo había prometido; y Dios cuando promete, cumple. 
Hasta el instante, lo dicho a ti, se ha cumplido. 
Y os dije a vosotros: ‘por vuestra entrega os abriré el Arca Sacramental de Dios’. 
 
v.3: Cuando en el Apocalipsis se menciona la gran Serpiente, me refiero al momento en que Luzbel se convirtió en un ser despreciable. Es –para que lo comprendáis- como una metamorfosis. 
 
v.9: Satanás es Luzbel, y el Diablo es Luzbel. 
 
v.15: La corriente era la incertidumbre de la venida de aquella que diría “sí” al Verbo de Dios. 
 
v.16: La tierra son aquellos que la habitan y los cuales amarían a María y recibirían las gracias para llegar a Jesús, contrarrestando así lo que la serpiente vomitaba: el desprecio contra Dios. 
 
v.17: Los hijos de Dios fueron fieles a Dios. 
 
v.3: El dragón infernal es el comunismo. Su bandera es lo rojo que ahí señalé. ¿Más claro queréis? Porque ahí señalé la bandera del comunismo: Apoc. 12,3: 
 
Los prejuicios que crea el enemigo para que el hombre no le reconozca: Por ejemplo: 
 
-La incredulidad de que el Verbo no es Dios… 
-La incredulidad de que Dios no existe… 
-Cristo, el Hijo de Dios, sólo hombre fue. 
-Que el hombre en su origen no proviene de Dios… 
-Que el Padre no existe y que el Espíritu no es verdad… 
-Y que mis sacerdotes no necesitan castidad; es como si el Hijo no hubiese sido puro, pues ellos en esta tierra hacen las veces del Hijo. 
 
                        …..                                        …..                                   ….. 
El lugar de Luzbel lo ocupa Francisco. 
Y con Francisco está la Santa amada, Teresa de mi amor: toda en Dios y Yo, su Dios, cerca de mi amada. 
La Madre Teresa es la mujer, santa por amor, que goza más de cerca con Francisco de la visión salvífica y beatífica. 
Pero os digo que Miguel tiene más belleza celestial que el mismo Luzbel, y está en el lugar que Yo había preparado especial, pues a Luz Bella le iba a ascender de trono. 
 
Francisco y Teresa están en el trono donde osaba Luzbel, y Miguel posee el trono que Yo, su Dios, le tenía señalado a Luzbel y que no pudo poseer. 
 
Gráfica explicativa: 
 
Pablo y Pedro y los diez están cerca de Dios, pues ellos fueron mis elegidos. Pablo era el corazón vivo de Cristo. Al decir: ‘ya no vivo yo, sino que en mí vive Cristo’, él sabía que no era su corazón sino el corazón de Cristo que latía en él. 
 
—Juan tenía el corazón de Teresa, y Teresa el de Juan. 
 
Vosotros, Aliados de Dios, si me amáis, estaréis por siempre cerca de la Trinidad de amor, como mis Apóstoles y como Teresa, Juan y Francisco, y como Magdalena, la de Magdala, que por el amor remontó hasta el Amor. 
 
Todos gozan de la visión del Dios, Trinidad de amor, pero lo que amaron más y se humillaron para ser ensalzados, contemplarán con mayor verdad el Misterio de Dios. 
Y los que se alimentan en verdad del Pan de vida estarán frente a Dios. 
 
—Teresita goza de la visión beatífica, pero Teresa está en lugar especial. 
 
 
10 de Noviembre de 1982.

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