Yo soy el Espíritu del Padre, el que te quiere y te fortificaré; el que llenaré tu espíritu de luz y sabiduría. 
Ámame. 
Invócame. 
Consuélame y entrégate a Mí. 
 
Yo, el amante, el consuelo de las almas, deseo plenitud de amor. 
Libérate de todo lo que no sea Yo. 
 
Yo, el poderoso. 
Yo, el creador, te amo. 
Ámame y alcanzarás mi misericordia, y te amaré con predilección. 
 
Yo soy el Hijo que estoy en ti. 
Mira mi dolor que también debe ser el tuyo. 
Quiero compartir contigo esta agonía en que me tienen las almas que me desprecian y ofenden gravemente mi corazón. 
Consuélame. 
Dame tu amor. 
No mires hacia atrás. 
Vuelve tu mirar hacia Mí. 
 
Yo soy la paz y la alegría. 
Yo soy la misericordia. 
Yo, el único que puede llenar tu corazón. 
Vive de Mí. 
 
(¿Cómo es ‘vivir de ti’? –Yo no he podido cambiar completamente.) 
 
‘Vivir de Mí’ es entregarte sin reservas; es caminar cada día con amor con mi cruz; es consolarme; es decirme: ‘yo puedo todo por amor’; es invocarme; es suspirar a cada instante por el Amado; es recrearte en Mí; es decirme palabras llenas de amor; es ser fiel en todo; es amar a tu enemigo por amor; es socorrer al que lo ha menester; es ser víctima de amor; es ser sencilla y niña cuando me amas; es alzar tu vuelo como el águila y escalar la árida montaña y buscar en soledad al Amor; es descubrir en el árido desierto el agua que te fortalecerá; es tomar de esa agua que soy Yo y alimentar tu espíritu y cuerpo, y, al hacerlo, amarme ante todo; es entregarte como el ciervillo y pastear en mis praderas, donde Yo me entregaré en pleno amor, y ahí nuestro amor se fundirá y se hará un solo amor. 
 
Calma mi sed de amor. 
Consuélame. 
En mis ojos encontrarás paz y amor. 
 
Quiero que penetres en mi costado abierto: de él manan sangre y agua que bañará todo tu ser: mi sangre te fortalecerá y el agua saciará tu sed de amor. 
Quiero entregarme a ti. 
No me abandones. 
Ámame. 
Quédate un poco más tiempo en acción de gracias por la comunión. 
Necesito tu amor, y tú también necesitas mucho más, porque tu corazón inquieto sólo ahí encontrará lo que desea. 
Vive, pues de Mí. Ya sabes qué es ‘vivir de Mí’. 
Ven al agua viva que soy Yo. 
Aliméntate de Mí. Tómame a diario sacramentalmente, para que tu alma sea fuerte. 
Llénate de mi palabra. 
Piensa que del conocimiento se acrecentará más el amor. 
 
Yo soy la salud. 
Yo soy el Dios que desea ser reconocido y alabado. 
Yo, el manantial insondable de donde manan torrentes de gracias. 
 
La vida sin Mí es muerte. 
¡Ay de aquel que me niegue! Yo en el último día no lo reconoceré. 
Aquel día juntaré a los míos y los llevaré al Padre, donde su Dios será alabado por los siglos. 
Es bello pensar que hay almas que buscan mi amor. 
 
Yo soy la luz que brilla en la oscuridad. 
No queráis cubrir al que es fuerza y al que será siempre el dueño y señor del universo. 
Vosotros estad vigilantes para que en el momento en que os llame a cuentas no estéis en tinieblas. 
Recuerda que el amor purifica, virginiza, ennoblece, y engrandece al hombre. 
La vida es corta y la gloria eterna. 
Bienaventurados los que dejen todo por mi amor y los que perduren hasta el final. 
 
Las flores son poca cosa junto a un alma enamorada de su Dios. 
Aumentad los talentos dados. 
Si sois luz, iluminad la tierra. 
Levantad vuestro espíritu y seréis santos. 
 
La victoria será vuestra, si vivís en soledad, pero soledad en Dios, en humildad exterior e interior, en abandono al Padre, en pobreza de cuerpo y alma, en alabanza al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, en contemplación de amor hacia el Dios omnipotente y eterno. 
 
Sed perfectos. 
Sed fieles. 
Sed realistas. 
Sed almas de gran fidelidad. 
La paz os doy en todo momento. 
Multiplicad vuestro deseo de ser como Yo os deseo. 
Mirad hacia lo alto, donde está vuestro Padre creador. 
Vivid en unión con la Trinidad. 
Yo os amo en el Padre y en unión del Espíritu, dedo de Dios. 
Proclamadme ante el mundo corrupto y pestilente. 
Salid en espíritu y fe de este mundo y transportaos por amor hacia la patria donde os espero. 
 
 
1 de abril de 1981.