Ser transparentes simbólicamente es ser como un cristal. Cuando está sucio, no trasparenta la luz, aunque no deja de ser cristal; pero debe de ser limpiado.
Cuando el hombre va regustando las gracias, va limpiando su alma y la va puliendo de tal forma que en esa alma se podrá reflejar todo mi ser, por delante y detrás.
Yo podré aparecer ante él y como cristal trasparentará mi luz.
Así cada cual vaya limpiando y puliendo su alma, para que al presentarme ante ella, ella vaya siendo reflejo vivo de Dios.
La comunicación por amor con su Dios es entrega, es sumisión, es lealtad, es hacerse presente ante Mí a cada instante, es pensar en el Amado, es amar al Amado, es ser gloria del Amado, es vencerse toda por el Amado, es orar en continuidad con la oración hecha vida, pues su vida debe de estar en mi presencia.
El alma, mediante este ensayo de amor se irá plenamente identificando con el Amado y llegará el momento en que es ese cristal, que es su alma, sólo se refleje la presencia del Amado.
El Señor hoy, durante el sacrificio de la Sta. Misa, me dijo:
Si tú dieras tiempo de tu tiempo, Yo ya te hubiera dicho tantas verdades para bien de tu alma y de muchas más.
Mira que cuando tú tomes en tus manos la pluma para escribir sobre mi Divinidad y humanidad y sobre mi Santo Espíritu, verás cómo tu mano se deslizará guiada por Dios sin necesidad de mi voz, pero sí con la luz de mi verdad y con mi presencia que no permitirá que tu mano escriba ningún anatema, sino lo que tu Dios desee.
Así que no temas. Mi Espíritu te guiará, mi luz te aclarará y mi amor te envolverá.
18 de octubre de 1982.
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