Cuando Yo amo a un alma tiene que sufrir, pues no es más el discípulo que el Maestro.
Vosotros sufriréis, pero mi Santo Espíritu será vuestra paz, luz y fortaleza.
Dile que Yo le amo y eso le bastará.
Os amo a todos, Alianza de Dios, pues sois esperanza del dedo de Dios, y en la lucha todos podréis soportar con gozo y anhelo si vosotros todos unidos estáis.
¡Oh hijos, amados!, sufrid con amor, que el dolor al cielo os transportará.
¡Qué grande consuelo es sufrir por tu Dios, pues Él dio la vida por el pecador con gozo y amor!
Venid al Consuelo, almas dolidas y llenas de amor, pues Yo que soy fuego, con ese mi fuego os cobijaré.
Cantadle al dolor.
Vivir de dolor es gozo grande en el cielo, pues pasando el hombre al Reino de Dios, el sufrimiento es grande gozo, pues allá en la mansión del eterno Dios, se os recompensará por vuestro dolor.
Almas abrazadas a la cruz de Dios, cantad al dolor y dadme oblación.
Yo soy el Dios fuego que os ama en los Dos.
Amados del Cielo, os ama el Dios sempiterno, Trinidad de amor.
Toda Obra en Dios está bañada de dolor.
Os pregunto: ¿Al fundar mi Iglesia, no derramé gota a gota de mi sangre para poner el cimiento firme para vuestra redención?
21 de Septiembre de 1982.
Comparte esta publicación:
Copyright © Todos los Derechos Reservados.
Se puede compartir e imprimir para fines apostólicos.
El material en esta página web irá aumentando.