Al iniciar la lectura de la vida de San Juan de la Cruz sentí un extraño gozo, y creí que era curiosidad; pero interiormente hubo contestación de inmediato: “No es curiosidad; el Espíritu Santo motiva esa inquietud, porque es deseo de tu Dios que leas y releas la vida de mi siervo, porque en ella encontrarás la espiritualidad a seguir, y tu alma se fortificará y encontrará el camino que tú has buscado.
Mayo de 1981.
Comparte esta publicación:
Copyright © Todos los Derechos Reservados.
Se puede compartir e imprimir para fines apostólicos.
El material en esta página web irá aumentando.