Renovación

En el hombre renovado está la esperanza de mi Iglesia. 
Yo fui la exaltación del Padre. 
Por consiguiente, vosotros, siendo almas deseosas de amar y de daros en amor, debéis ser almas de oración. 
Que esa vuestra oración sea un amor continuo, para que a semejanza mía, seáis exaltación del Altísimo. 
Vivid con ese espíritu de renovación. 
Caminad en el silencio de vuestro existir, dando alabanza y honor a la Trinidad de amor. 
Conoced al Amor. 
Valorad mi amor. 
Creced en el amor. 
Salvad almas por amor. 
Y morid lentamente, con firme convicción, al hombre viejo. 
Renovaos siempre. 
Que cada día sea renovación de vuestros deseos. 
Purificaos y sed santos. 
Desead siempre al Amado y proclamad sus grandezas. 
Caminad siempre hacia el Padre y dad loor al Dios eterno. 
Pedid auxilio a mi Santo Espíritu. 
Y transfiguraos por amor al Dios que fue el que consumó la redención. 
 
Yo soy el Dios al cual todo ser en este destierro y en los abismos mismos deberá reconocer como al supremo Ser. 
Animaos siempre y sed una continua alabanza de Dios. 
Yo os digo que el que busque en deseo y verdad ser renovado en el amor, será alabanza de Dios. 
Vivid, hijos míos, en este deseo y practicadlo con amor y voluntad firme. 
No olvidéis que el camino de la renovación es la seguridad de un cielo continuado. 
Vivid siendo renovación perenne y seréis almas de oración y de santidad. 
Yo os amo, y vosotros debéis ser almas de un continuo amor. 
 
 
25 de febrero de 1983.  

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