El caminar del hombre en este peregrinar hacia el Padre es semejante a esa rapsodia que estás escuchando: momentos de quietud, momentos de ligereza en la santidad, momentos de música y poesía, momentos de elevación de vuestro espíritu a Dios, momentos de esa nostalgia de amar a un Dios presente en ti, que vive en tu vivir y goza de tu vivir, y vive amándote y goza en tu amor. 
Tu alma corre al encuentro supremo de amor, y Yo me estrecho en tu amor, y gozo de ser amado por ti. 
Por eso es que te he suplicado te unifiques en Mí. 
Que las cosas que te gustan te lleven hasta Mí. 
Todo lo bello ha salido de Mí. 
La música es belleza que une al alma en un suspiro de amor, si en ella tu alma se unifica en unión conmigo. 
Vive ese momento para mi amor. 
Busca siempre que cuanto existe te evoque mi recuerdo, y que, extático de amor, te encuentres a solas con mi amor. 
Que lo que te gusta sea la preparación para el amor de tu Amado. 
Sublimiza tus gustos y trabajos. 
Descansa tu espíritu fogoso en mi ser. 
Elévalo hacia Mí. 
Sencillez fructífera debe ser la tuya. 
Amor que profundice en la sabiduría infinita de Dios. 
 
Tu sensibilidad es preciosísima perla para Mí; es don que parte de Dios. 
Entrégame ese don a Mí, y enséñalo a tus hermanos. 
Te amo. 
Gracias por tu amor. 
 
Esos son dones que provienen de un Dios infinitamente santo y humano. 
Todos esos dones a ti dotados quiero que los hagas vida. 
 
No te desaliente. 
Ninguna negligencia entorpecerá mi vivir en ti. 
Cuando Yo te abandone y sientas mi abandono, sufre. 
Pero Yo te amo y vivo en ti. 
Conozco lo que tú me has querido decir muchas veces, y te entiendo. 
Vive el presente en Mí. 
Entrégate a mi amor. 
Sé como el ave que vuela hacia el Amor. 
Sé como la flor que se recuesta en los brazos de su Amado. 
Sé como la música que encanta y se toca para expresar al Amado los sentimientos más profundos. 
Eleva tu espíritu en gozo al Amado. 
Pon tu mirar en Mí. 
Y tu amor sea sólo para Mí. 
 
26 de junio de 1982.