Orientación elemental sobre el amor de parte de Dios y la correspondencia a ese amor.
Un conocimiento personal e íntimo de cada sujeto, poniéndose en la presencia de Dios.
Tener el deseo de ser almas auténticas, firmes y seguras del deseo de cambio voluntario.
Es necesario que el alma ya encauzada en el deseo de la gracia y ya en la gracia, profundice sus inquietudes y pida en grupo la inspiración de mi Santo Espíritu. Mi Espíritu actuará y el alma, en preparación absoluta, recibirá los dones de mi Espíritu.
Es necesario la oración común y la privada.
Es también necesario el estudio de la palabra, y aplicarla a sí mismo.
Trabajar en el alma, y sobre todo que el alma tenga vigilancia espiritual.
Debéis conocer cómo esconderos en lo escondido y cómo hablarle a solas al Dios en ti escondido.
Debéis conocer todo lo que atañe al misterio salvífico.
Ya en el conocimiento, comenzad vosotros la doctrina didáctica del crecimiento.
Oración, conocimiento, perfección de ese conocimiento, deseo de santidad. Y en el estado en que vivís, vivid deseosos de perfección. Por lo tanto del conocimiento surgirá el deseo, y del deseo se llegará a efectuar el proceso evolutivo del alma. Tened cuidado de no desvirtuar mis mensajes: no sensibilidades, sino fortaleza de espíritu y transformación plena.
Estudio sobre el carisma de Teresa y Juan de la Cruz.
Conocimiento de las obras que llevaron a la santidad a Juan y a Teresa. Y sobre todo seguid en el monte Carmelo que os llevará al Amor.
Yo os digo, si habláis del Padre, transmitidles el deseo de ese Padre y las obras de amor de parte de vuestro Padre. Y sobre todo, habladles de mi amor y misericordia. Vosotros complementad lo que vosotros ya sabéis.
Si se habla de mi Hijo, habladles de su Evangelio, habladles de su donación en el sacramento eucarístico que es pan de vida, pues el que toma vida de mi vida tendrá vida en esta vida y llegará a la verdadera vida. Habladles de su amor y predicad su doctrina.
Si habláis de mi Espíritu, decid al alma que por Él hallará el alma la paz, la fuerza, la esperanza, la caridad, y llegará a la santidad.
Si habláis de mi Madre, habladles de un alma abierta al Amor, de un alma generosa para el Amor, de un alma pura por amor, de un alma unificada con su amor, de un alma plena en el amor a un Dios, al cual se consagró para vivir sólo para amarle y darle gloria, y darle consuelo en la cruz del perdón.