¿Por qué no te entregas a Mí?
¿Por qué no atiendes al llamado de tu Dios?
¿Por qué con fuerza y vigor no destruyes todo lo que no sea Yo?
Te amo, amada mía, tortolilla mía.
Sé que eres rebelde y escurridiza, pero no puedes escaparte de tu Dios.
Te perseguiré porque te amo.
Pero no canses a tu Dios; porque soy paciente, pero un rechazo me ofende grandemente.
Quiero que sepas que en la oscuridad y el desprecio reinaré en ti más vivamente.
En el absoluto despojo me recrearé.
En la oración profunda me comunicaré.
Por tu fe sólida y fuerte vencerás.
En tu caridad consumada hacia tus hermanos, ahí me verás.
En tu amor puro y sacrificado –óyelo bien- me deleitaré y en él viviré.
¡Oh, Martha María! ¡Cómo deseo que pronto le digas sí a este tu Dios!
Cierra tus sentidos a la voz del mundo.
Todo lo creado está hecho para tu recreación y para que en ello encuentres la imagen de tu único Dueño y Poseedor, pero no para que tu alma ande en continua disipación.
Recrea tu mirada, pensando en lo creado y, al hacerlo piensa sólo en Mí.
Sé fiel a mi amor.
Sostente en Mí.
Purifícate y, al hacerlo, hazlo recordándome a Mí, satisfaciéndome a Mí.
Todo, todo que sea para alabanza de mi nombre.
Glorifica al Padre.
Ama al Hijo.
Y entrega tu voluntad al Espíritu Santo.
Soy un Dios hambriento de amor.
No comprendes por qué te digo hambriento, ¿verdad?
Es que las creaturas son hechas a imagen y semejanza de su Dios, pero ellas no comprenden el porqué de su existir y el por qué las creó su Señor.
Ámame.
Límpiate de toda imperfección.
Llama la atención de inmediato a las rebeldías de tu corazón.
Cuando quiera inclinarse al mal, apresúrate a separarte de ese mal.
Reza. Fe, oración y penitencia.
Mucha unión con tu Señor.
Te ama tu Dios, tu Dios.
Quiero que seas mía.
Eres mi esposa, mi hija y mi hermana.
Eres un alma llena de predilección, pero eres tan rebelde y tonta para aceptar las delicias que te da tu Dios.
Glorifica al Padre.
Dale siempre gloria a Él.
¡Oh Martha María! Te amo.
Te necesito, pero transformada y redimida, y siempre con fe y confianza.
Siempre camina en mi presencia.
Que todo tu ser transpire esa presencia de Dios en ti.
Soy Yo tu Dios lleno de amor.
Te necesito y tú me necesitas mucho más a Mí.
Quiero oblación de parte tuya.
Escucha mi voz.
Ámame, ámame.
Límpiate de toda imperfección. ¿Entiendes?
Comunícate siempre conmigo en tu interior.
Que nadie te importe, sino sólo Yo.
Te amo. Te amo.
Ven a Mí, siempre a Mí.
Refúgiate en tus luchas en Mí.
Soy tu Dios, el Dios del amor.
Piensa en mis cosas.
Sepárate del mal.
Únete en perfecta unión, en unión de amor.
El cielo es grande, pero son tan pocos los que quieren venir a él.
Yo soy el verdadero cielo.
Yo soy la verdadera alegría.
Yo soy la majestad de esa gloria.
Yo soy el supremo bienaventurado.
Yo soy el Dios justo y supremo.
Yo soy a quien deben dar gloria.
Yo soy el Dios misericordioso, el Dios recto, el Dios del infinito amor.
Escucha mi voz.
Escucha y pon atención a lo que tu Dios quiere de ti y a lo que también espera de ti.
Alégrate que tu Dios siempre te acepta.
Te quiero completamente mía.
Te lo pide tu Dios, el Dios al cual debes alabar, por el cual debes vivir y al cual debes querer poseer y por el cual debes morir y renunciar a cualquier placer y abrazarte a cualquier dolor.
Gloria y alabanza para tu Creador.
Recibe mi paz y amor.
Descúbrete a ti misma.
Piensa qué es lo que tu Dios te pide y qué es lo mucho que te ofrece.
Decídete, alma mía, amada mía, pensamiento mío.
Ama sólo a tu Dios y Señor.
¡Ánimo!
Entrégate y verás más la hermosura de mi amor, y tendrás a cada instante el saborear las delicias de mi amor.
Noviembre 1980.
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