La música del mundo no es vida en la Vida.
La música sonora hace que el alma se encamine a la paz de Dios; busque el encuentro con el Amor y vea con la luz que proviene de Dios, el misterio de Dios.
La música mundana destruye la vida en gracia; destruye también la verdad y hace desaparecer de la mente la verdadera Verdad. El alma se disipa y va al vacío y a la destrucción.
La música que encauza el espíritu a Dios, eleva al alma al deseo de Dios que da vida y fuerza.
Yo soy la verdadera música, que embeleso al alma.
Yo soy el Dios música del alma.
Soy el Espíritu de la verdad.
Soy la fuente de esa verdad.
Soy la paz en verdad de la Verdad.
La música del mundo inquieta al alma y la ensucia, mientras que la verdadera música la esclarecerá y la llenará de paz celestial.
6 de septiembre de 1982.
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