La Libertad del Espíritu

La libertad del espíritu se debe manifestar por la paz y la alegría que irradia el alma. 
El alma plena en Dios es auténtica y vacía de todo cuanto en el mundo la rodea. 
El alma que está en estado de perfección es simple, gentil, caritativa, y vive en absoluto desenvolvimiento de todas las virtudes teologales. 
Al alma inquieta, perturbada, sin deseo de amar, sin el conocimiento profundo del amor de Dios, el Demonio la perturbará sin medida. 
El alma generosa, con virtudes sublimes y caridad, es aquella cuya misión en la tierra es dar amor envuelto en sublime generosidad, deseosa de entregarse en amor absoluto, lleno de ternura y comprensión a sus hermanos. 
 
Vivir de amor es manifestar caridad. 
Vivir en el silencio del espíritu y en oblación absoluta es entregarse con absoluta generosidad al bien de los demás, sin pensar que va a recibir recompensa ninguna. 
Sonreír a la adversidad es darse a Mí con generosidad. 
Comprender al hermano es amarme en el hermano. 
Sentir amor y compasión por el dolor de tu hermano es señal de entrega a Mí. 
Sublimiza esa entrega. 
Vive con amor la misma entrega. 
Salva almas con tu respuesta generosa. 
Sé como el reflejo del sol que da claridad. 
Asimismo irradia esa claridad, ya que Yo soy el verdadero sol que habito dentro de ti. 
Busca la justicia, la paz y verdad. 
Gime con la alabanza a tu Dios que todo lo puede y se entregó por ti en una muerte sangrienta. 
La libertad del espíritu se inicia con la renuncia a los propios deseos y satisfacción, con alabanza de vuestra entrega a Mí, con el deseo de ser cada día mejor en mi presencia, con la generosidad en amor a los demás. 
Sonríe, alma mía, porque soy tu Dios que vive dentro de ti y espera ser amado y recibido por ti. 
No olvides que el alma orante y perseverante alcanzará la victoria. 
Ofrece tu vida entera para alabanza del Padre, gloria de tu Dios hermano y Salvador y alegría al Dios Espíritu, guía de tu vida y gozo que ilumina tu existir. 
 
Os amo. 
Amadme. 
Yo soy el camino y la verdad. 
El que os habla es el Dios omnipotente, Trinidad Augusta. 
 
¡Cuánto gozo me das cuando me dices que sí! 
Tú sigue adelante. 
Escucha mi voz que te suplica entrega y generosidad. 
La paz sea siempre y en cada instante con vosotros. 
 
 
9 de mayo de 1982.

Comparte esta publicación:

Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

Copyright © Todos los Derechos Reservados.
Se puede compartir e imprimir para fines apostólicos.
El material en esta página web irá aumentando.