Humildad y Sencillez

Recuerda que en la disipación y la comodidad difícilmente el alma se identifica con su Dios. 
Lo mismo sucede en la incredulidad ocasionada por la misma alma: no podrá haber comunicación directa con el Espíritu del Padre. 
 
En la humildad de un alma Dios reposa y se recrea en la sencillez, y abre su corazón, que está cerrado para las almas soberbias. 
Y el arca, llena de tesoros abundantes (es una semejanza para que me comprendas), se abre para derramar tesoros espirituales sobre aquella alma humilde, sencilla, pobre, desposeída por amor, despreciada e ignorada. 
 
Esas mismas gracias hacen crecer al alma en virtudes, y hay perfecta unión entre Dios y alma. 
En el silencio habrá entrega y auténtica comunicación. 
El alma insignificante y amante de Mí será gigante en la gloria del Padre. 
No divisiones, sino caridad y humildad. 
No desasosiegos, sino paz y oración. 
No mediocridad, no imperfecciones. 
Valorad lo que es Dios, y entregad todo vuestro ser a Dios. 
Clamad piedad, y siempre acudid al Padre. 
Consolad al Hijo, y abríos al Espíritu Santo, que os transformará. 
 
 
26 de mayo de 1981. 

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