Hoy, día trece, traté de pasarlo lo más recogida que pude, aunque muy llena de trabajo y durante el día hice varios actos de amor, como se me indicó.
Ya por la tarde, después de haber pasado un día de súplica por la salud de su Santidad Juan Pablo II, después de un atentado contra su vida, el Señor durante la misa me repetía muchas veces, no sabría contarlas:
“Entrégate y ámame”.
13 de mayo de 1981.
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