En la superficialidad está la destrucción del alma.
El ser santo implica austeridad, modestia, indiferencia ante cualquier tentación, ser bondadoso y misericordioso.
Yo soy el Dios del amor que te vuelvo a suplicar tu completa entrega y abandono.
No niegues a tu Dios lo que te pide.
Acepta mi amor.
Dile cuánto lo amo.
Él es mi hijito predilecto.
Dile también que él permanecerá aquí porque es mi deseo.
Que sea fiel y observante, cauto, sencillo y humilde.
Él es amado de Aquel que es el creador de todo lo creado.
Él me ama y me consuela, y Yo le amo y lo protegeré.
No seáis como el ejemplo del sembrador que fue a sembrar y las aves se comieron la semilla.
Yo he sembrado en vuestros corazones el amor. No lo cubráis con estiércol de pasiones y de faltas de amor.
Vivid en caridad y sed bondadosos.
Yo os amo y os doy mi paz.
27 de abril de 1981.
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