No temáis. Voy con vosotros, en medio de vosotros.
Estoy en el interior de vosotros y por encima de vosotros.
Mientras más me ames y te entregues a Mí, más aumentaré tu fe, esperanza y caridad, tu longanimidad, humildad, mansedumbre, paciencia y castidad; más aumentaré tu amor.
Te protegeré.
Te cuidaré para que te conserves casto. Pídemelo siempre. Quiero que estés en el grupo de los bienaventurados.
— Explicó cómo en el cielo hay como secciones para los que se dan más a Dios y le aman más, y para los que se dan a medias. Es decir, mayor y menor gloria según el alma se haya entregado a su Dios y haya sido su amor para su Dios. Desea que Usted esté en el primer grado de gloria.
Soy el Dios que te ama y te desea el que te lo dice.
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El amor de tu Dios es como una montaña que no se derrumba con nada: es fuerte y poderosa, inquebrantable y resistible; ni viendo toda tu maldad y falta de amor se destruye.
Yo sigo siempre firme, buscándote, cuidándote, sosteniéndote y pidiéndote amor.
Vuelve, pues, los ojos hacia tu Amor, el amor de tu Dios.
¿Ves cómo brillan las estrellas para tu Dios? Pues quiero que tu brillo sea más hermoso y refulgente, pues tú vales más que todas ellas.
Brilla para tu Dios, amándole, deseándole, suspirando sólo por Él, humillándote ante Él.
Demuestra ese brillo.
Sé alma de flamante luz por medio de la oración, que es la comunicación directa para con tu Dios.
Quiero que tú brilles por tus virtudes, y que tu brillo, por medio del amor, llegue hasta tus hermanos, que son mis hermanos.
Ámales como Yo los amo.
Escúchalos y sostenlos con tu amor.
Brilla, pues, para tu Dios: Dios, el que te ama y siempre te amará.
Yo, el que existo para ti y el que pienso sólo en ti.
Amor y bendiciones.
Ve y ama a mis hermanos como si cada uno de ellos fuera mi persona.
Ellos son mis hermanos y a todos los amo.
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El tener voluntad es manifestación de amor a Mí y el vencerlo todo por mi amor os une muchísimo más a mi corazón.
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La compasión hacia tus hermanos es un don especial de tu Dios.
Haz crecer este don.
Aumenta el amor a tus hermanos y eso aumentará el amor a tu Dios, y tu Dios te amará infinitamente más.
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Mira y ve mis estrellas.
Vosotros quiero que brilléis más para Mí. Vuestro Dios y Creador os lo pide.
Alabadme y glorificadme.
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¿Qué te importa que los demás no te amen, cuando Yo te amo y siempre te he amado?
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— Eternidad.
La palabra eternidad es muy extensa y profunda de analizar.
Pero la palabra amor es infinitamente más insondable.
Si no hubiera amor no existiría la eternidad.
Asimismo, si no hubiera eternidad, nada significaría la palabra amor.
La palabra eternidad es una palabra misteriosa para el hombre sobre el misterio de Dios, porque Dios es eternidad, y Dios es amor eterno e infinito.
Nuestro Señor dice que desde la eternidad ya le amaba y desde entonces, cuando aún no lo creaba, vivía en el pensamiento de su Dios, y ya lo tenía señalado con una señal especial de predestinación, y desde entonces su Dios creador sabía lo que Usted iba a amarle y todo el esfuerzo que iba a entregarle para lo que Él le iba a pedir.
Yo le amaba con amor de Padre, y con amor sacerdotal, porque Yo soy el Eterno y Primer Sacerdote.
Te alabo por el amor que me tienes y te bendigo.
Yo, el Hijo, al que tanto amas.
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El amor de Dios es poderoso y sabio, y vosotros fuisteis engendrados por mi amor. Nada ni nadie os destruirá, porque vosotros sois el vivo reflejo de mi amor.
¿Quién, pues, puede destruir a vuestro Dios? Nadie.
Por lo tanto, no temáis que nadie os destruirá, mientras tenga fuerza en vosotros el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
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La sabiduría del misterio de Dios sólo se puede alcanzar por el amor.
Mirad: si vosotros os ponéis a contar un grupito de estrellas de una sola constelación, cerráis vuestros ojos cuando os cansáis de contar, y, al abrirlos, de nuevo para contar, veréis que hay más estrellas de las que contasteis anteriormente.
Así es el misterio de la sabiduría de Dios: entre más el alma ame a su Dios, irá teniendo más sabiduría del misterio de su Dios.
¿Ves el reflejo de la estrella que más brille en el firmamento? Pues entre más la contemples, te parecerá descubrir nuevos destellos, y nunca verás firme su calor. Pues eso es como una milésima parte comparado con el gran misterio de Dios.
¿Ves todo el firmamento? ¿Su longitud? Pues inmensamente es corto comparado con el misterio del ser de Dios.
El amor de Dios tiene la misma magnitud que el ser de Dios.
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Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, al iniciar su diálogo, Dios y criatura, siempre la inicia con un ósculo de amor, porque Dios es amor y siempre os ama.
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— (En el camino).
¿Ves el agua?, es un reflejo de mi grandeza y majestad.
Había unas pequeñas montañas que no nos permitían por largos trechos ver la hermosura del agua (pantano). Jesús las comparó con las almas soberbias que su soberbia las ciega y no pueden descubrir la belleza de Dios.
– Dice Jesús:
El misterio de Dios será revelado sólo a las almas puras y sencillas, a los humildes de corazón.
¿Ves todo lo creado por el Padre? Pues todo lo creado le da gloria con su belleza. Pero vosotros sois más bellos a los ojos del Padre, cuando le buscáis, le alabáis, le amáis y os entregáis, y en todo momento le dais gloria.
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Pasamos por un tramo de tierra árida, llena de hierba seca y dijo:
Así es el alma por el pecado.
Así como ves este paraje seco, así de seca y árida, en completa desolación, queda el alma en pecado.
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Después de bastante rato, ante mis ojos se presentó un buen tramo de terreno que estaba preparado para la siembra.
¿Ves esta tierra? Es igual cuando el alma, por el arrepentimiento, se reconcilia con su Dios, vuelve sus ojos por medio de la fe hacia Dios y le pide con humildad la ayude, y Dios, presuroso, viene en su auxilio, y Dios y alma se entregan en profundo amor.
Entonces tu Dios, en unión contigo, comienza a transformar esa tierra árida en fértil y llena de vida y la transforma en un jardín bello, lleno de preciosas flores, llenas de belleza y de un especial perfume.
Estas flores de las que te estoy diciendo son las virtudes, pero para preparar esa tierra para que esté debidamente limpia para depositar las plantas que después darán bellas flores, es necesario el despojo de todas las pasiones y de todo lo que no sea agradable a tu Dios, para que el campo quede completamente limpio.
Todo esto unido con el amor, por medio de amor y para el Amor; y así se alcanzará la limpieza del alma.
Las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad, que van unidas en el amor y por el amor, son una semejanza de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
Estas tres virtudes son como tres grandes y gigantescas cascadas que caen en el alma y la bañan completamente y limpian todo lo sucio.
De ellas se derivan todas las demás virtudes, que son como pequeñas corrientes que se derivan de tan grandes cascadas.
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Después me dice:
Dile que Yo le amo.
Yo le dije: Señor, ¿por qué no se lo dices Tú?
Porque es mi deseo que se lo comuniques tú.
Dile que quiero que las tenga presentes y las grabe bien en su corazón:
Dios te ama.
Eres amado de Dios.
Os tengo a los dos abrazados íntimamente y muy cerca de mi corazón, y mi deseo es que permanezcáis entre mis brazos, que son fuertes y poderosos, de los cuales nada ni nadie os puede apartar.
Yo te amo. ¿Me amas tú? ¿Me amas tú como Yo te amo a ti?
Le pregunté: Señor, ¿por qué me preguntas?
Porque me gusta escucharte que me lo digas.
1980
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